Maléfica

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Mala eres

Felicitaciones a Disney por lograr, tras una vida haciendo lo contrario, la primera superproducción de cine fantástico en reversa. Existen numerosas razones de por qué Maléfica desafía las expectativas del género (y triunfa en el intento). Resentida con su amigo Stefan (Sharlto Copley), quien para congraciar al rey moribundo le corta las alas, el hada Maléfica dirige su magia contra este cuando, en recompensa por el crimen, es nombrado monarca. En una de dos o tres escenas maravillosas, Maléfica irrumpe durante la ceremonia bautismal de Aurora, primogénita de Stefan, y lanza un hechizo: al cumplir 16 años, la chica tocará una espina venenosa y caerá en un sueño eterno, del que sólo despertará por un beso de amor. Es una reversión de La Bella Durmiente y el cuento está narrado desde un lugar inusual, comenzando por el vínculo de amigovios entre Maléfica y Stefan (inserto de manera agridulce, pero inverosímil al fin).
La naturaleza de los personajes se revela al comienzo, con Isobelle Molloy (una mini Angelina de photoshop) como Maléfica en la infancia. Maléfica es una mala sensible, casi vulnerable, mientras que Stefan es un padre sin corazón. El planteo no es inusual pero la película tampoco hace alarde. Lo inmanente es el volk nórdico de los cuentos de Grimm y Andersen, con su extraño, seductor mix de pagana Edad Media. Un natural de los efectos visuales, el técnico Robert Stromberg (Piratas del Caribe), que hace su debut como director, también sorprende y destaca en el tramado emotivo de la relación entre Maléfica y Aurora (una celestial Elle Fanning). Párrafo aparte para la actuación de Angelina Jolie, quizá la mejor de su carrera. Partiendo de su natural rol de dominatrix, la actriz se explaya en un sumario de expresiones conmovedoras. Si el cine fantástico tuviera alguna chance en la entrega de los Oscar, Angelina tendría asegurado su lugar en el podio.