Maléfica: Dueña del mal

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Había una vez un cuento llamado La bella durmiente, muchas versiones existieron de esa historia, pero la de 1697 escrita por Charles Perrault en la recopilación llamada Histoires ou contes du temps passé se convirtió en la base de todas las otras formas que la historia adquirió. En 1959, hace exactamente sesenta años, Walt Disney realizó una versión de animación que se instalaría definitivamente en el imaginario popular del siglo XX.

De ese film surgió en el año 2014 una mirada revisionista llamada Maléfica, donde Angelina Jolie interpretaba a la villana de la historia pero con un giro en la trama. Luego de todos los cambios sociales que hubo en el siglo XXI, parecía necesario actualizar algunas cosas. Como sea, la película tenía identidad propia y funcionaba. Jugaba al borde, pero salía airosa.

Maléfica: Dueña del mal (Maleficent: Mistress of Evil) retoma esa historia, nos lleva casi al comienzo porque nadie, excepto la joven Aurora, sabe entre los humanos que ella es buena. Aurora y el príncipe Phillip se quieren casar, lo que responde a un amor genuino pero a la vez servirá para unir los dos reinos. El padre de Phillip, el Rey John (Robert Lindsay) está contento por el acuerdo y su esposa, la Reina Ingrith (Michelle Pfeiffer) tiene un plan muy distinto para todos.

La idea de la película es, básicamente, que la que era una villana de cuento de hadas ahora es buena y que en su lugar hay una reina que es igual de mala, y además es la suegra de la protagonista. Buscaron modernizarse y terminaron siendo un gran chiste de suegras. Más antiguo no se consigue. Más que revisionismo de un cuento de hadas acá estamos frente a la destrucción de los cuentos de hadas. Porque le quitan todo lo oscuro, le destrozan todo su poder y en su lugar ponen una historia sin sentido y notablemente naif y tonta.

Y por supuesto hay batallas. Tontas, largas, mal filmadas y confusas batallas. Cuentos de hadas que ahora son cine bélico. No hay palabras para describir el nivel de tedio que esta mezcla produce y lo poco que tienen para hacer los actores en este engendro con miles de efectos especiales feos. Todo indica que no habrá tercera parte, depende de los espectadores que así sea.