Malditos sean!

Crítica de Pablo Raimondi - Clarín

La venganza de los enanos

Popularizados en el siglo XIX en Alemania, los enanos (o gnomos) de jardín decían traer buena suerte a la casa, aparte de decorar el espacio al aire libre. Pero con el paso del tiempo ese mito se cruzó hacia el costado del infortunio.

Supersticiones al fin y al cabo, como alimento de Malditos sean!

, que parte en 1979 con una redada policial que da con una vivienda derruida. Allí una enigmática anciana se ensambla con Ulises, un peligroso curandero al que todos persiguen. Nadie sabe por qué, pero este personaje es el hilo conductor de un tríptico de situaciones que se articula en capítulos.

Tanto el brujo como los gnomos encierran un aura de misterio muy bien llevado por Demián Rugna & Fabián Forte gracias a algunos pasajes gore, suspenso, surrealismo y una pizca de humor negro que remiten al truculento cine de Clive Barker, pero con la salvedad que los realizadores se las arreglaron con 10.000 dólares.

El capítulo de 1999 parte de una caja (recuerden la dibbuk de The Possession , 2012) que emana unas perturbadoras voces -al igual que los enanos de jardín- y busca redimir el alma de un niño asesinado. Diez años antes, en 1989 un grupo de adivinas se somete a un destino sangriento, este apartado es lo más disonante del filme.

El cierre viaja a lo hilarante, absurdo, lo más discutible de un filme que merecía mantener el serio registro de suspenso hasta el final.