Malditos sean!

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

Corazones del terror

El terror es históricamente un género comercial. Los miedos más profundos emergen al quedar expuestos a imágenes tenebrosas. En el caso de “Malditos sean!” son varios los condimentos que construyen un relato dividido en episodios: sangre, asesinatos, secuestros, magia y monstruos. La historia comienza en 1979 cuando un grupo de tareas secuestra a un curandero, quien fusionará las tres historias al aparecer en todas ellas. El conflicto del filme, que inaugura un año de numerosos estrenos del género hecho en argentina, es que quizás fue muy pretencioso al querer abarcar un amplio espectro de miedos y no focalizó en uno para potenciarlo. El espíritu de un niño asesinado que busca venganza, suicidios en un bosque, corazones ensangrentados latiendo fuera del cuerpo, pelotas que pican solas, videntes que leen la borra del café, presos torturados en una cárcel y hasta un monstruo al acecho conforman un magno universo del terror que a veces resulta difícil de comprender y hace que “Malditos sean!” se quede a mitad de camino entre el cine de terror sangriento y el suspenso espiritista.