Malditos sean!

Crítica de Juan P. Pugliese - EscribiendoCine

Talento argentino

Malditos sean! (2011) es el resultado de la colaboración entre dos exponentes del cine fantástico argentino: Demian Rugna (The Last Gateway, 2007) y Fabián Forte (Mala carne, 2003) demuestran que manejan muy bien el terror sobrenatural y el gore en una película que coloca al cine de género en lo más alto.

La acción comienza en 1979, durante la última dictadura militar, cuando la policía entra a una tenebrosa mansión maltratada por los años y descubre en su interior a una misteriosa anciana y a un hombre que pareciera guardar más de un secreto. En 1999 un asesino y torturador buscará la redención a través de una caja. En 1989, cuatro adivinas recibirán a un hombre que es perseguido por la mala suerte y por un demonio al que deberán enfrentarse. El punto de contacto entre las tres historias será un extraño personaje.

Malditos sean! cuenta con una dirección prolija y minuciosa que se posa en primerísimos primeros planos y planos objetos para acentuar una puesta en escena insuperable. La fotografía subraya estos elementos y hacen que las escenas en las que el fantasma de un niño acecha a sus asesinos sean dignas del mejor cine de horror psicológico. Los efectos especiales a cargo de Rabbid Fx no tienen nada que envidiarle a súper producciones del primer mundo. Disparos, destripamientos, siniestros enanos de jardín que acechan a cualquiera que perturbe su lugar de descanso, y dos muy bien logrados monstruos que acaban con cualquier persona que tengan a su paso.

El elenco se encuentra a la altura de las circunstancias y en cada una de las tres historias brilla por su capacidad de reflejar el horror que se desencadena frente a sus ojos. Asimismo, la música compuesta por Jose Komesu y Pablo Isola tiene momentos de extrema tensión para las escenas de horror y muerte, y acordes suaves y sublimes para las secuencias en donde prevalece el humor.

Forte y Rugna llevaron adelante un ambicioso proyecto del que salen airosos. Narración compleja que, con sus idas y venidas temporales, hacen que sus casi dos horas de duración pasen rápido y dejen una sensación de satisfacción a los amantes del cine de género.