Malasaña 32

Crítica de Julián Brennan - Cinergia

El diablo detrás de la puerta

Finales de los años 70, en plena España de la Transición. La familia Olmedo se traslada del pueblo a la ciudad en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital. La joven Amparo (Begoña Vargas) y el resto de su familia se instalan en un antiguo piso en el número 32 de la calle Manuela Malasaña de Madrid. Pero, hay algo que ninguno de ellos sabe: la casa que han comprado tiene más sombras que luces, y no están solos… Algo que desconocen pondrá en peligro sus vidas y tendrán que defenderse.

Malasaña 32 te agarra desprevenido, no esperas mucho de ella… en realidad yo no suelo esperar mucho de las películas de terror fuera de Estados Unidos (hago mal, lo se y tampoco soy un conocedor de tema). Pero siendo sinceros, la película de Albert Pinto me dejó satisfecho en medio de una noche de sustos.

Siguiendo por el camino de la sinceridad también hay que decir que lo que se muestra en la pantalla no es ninguna novedad: casa embrujada, espíritus, niños capturados y viejitos con pérdida de memoria que te asustan con solo pararse en medio de un pasillo. Todos clichés del cine de terror, pero bien ejecutados. Se ve que El Orfanato de Juan Antonio Bayona ha hecho escuela en España aun sin ser una clásica película del género.

Claramente no es un 10 de 10 y por eso tiene algunos baches como personajes que “no pinchan ni cortan” o un final que sorprende, pero se queda corto, más bien la palabra que usaría sería raro. Tiene una interesante vuelta de rosca con perspectiva de género, pero no alcanza.

El cine de terror ha avanzado tanto en los últimos años que deja la vara muy alta para cualquier largometraje.