Malas enseñanzas

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

La vocación de Elizabeth Halsey es gastar dinero, trabajar lo menos posible y tener acceso ilimitado a drogas de todo tipo. Su trabajo, en cambio, es ser maestra de colegio secundario, una ocupación que eligió básicamente por los largos períodos vacacionales de los que disfrutan los docentes. En resumen, la señorita Halsey sólo está en la escuela hasta encontrar a un hombre que la mantenga de la manera en que ella está acostumbrada, es decir, con lujos, sin trabajar y borracha.

Superficial y egocéntrica, Elizabeth decide que sus probabilidades de encontrar al príncipe azul aumentarán en forma directamente proporcional al tamaño de su busto. Para interpretar a la bella aunque egoísta perdedora está Cameron Diaz, que aprovecha cada cuadro del film para mostrar sus largas piernas, pero retacea bastante su famosa sonrisa. Es que los gestos dulces no van con la amargada Elizabeth, que hará lo que sea para conseguir el dinero para pagar su operación.

Malas enseñanzas, una comedia zarpada en la misma línea de las de Todd Phillips (¿Qué pasó ayer?) y Judd Apatow (Ligeramente embarazada) -con quien el director Jake Kasdan trabajó en la efímera pero muy divertida serie Freaks & Geeks-, divierte aunque nunca consigue las carcajadas de sus modelos. Tal vez porque sus personajes no son más que estereotipos puestos en función de demostrar la "maldad" de la protagonista. Ahí está la nena que sueña con ser presidenta y le regala galletitas de avena a su profesora -que se las escupe casi en la cara-, el adolescente hipersensible del que todos se burlan y hasta la maestra rival, una docente con la frase hecha siempre lista y el refrán con moraleja en la punta de la lengua. Para interpretarla aparece Lucy Punch, la actriz británica que ya se había destacado en Conocerás al hombre de tus sueños, de Woody Allen, y que aquí directamente se roba la película como la tensa profesora adversaria de Elizabeth.

Puede que el mayor hallazgo de este film sea mantener la esencia de esos dos personajes de principio a fin. Amy comienza controladora -y aunque para el final se le haya caído su máscara de bondad- y así terminará, mientras que Elizabeth apenas limará su aspereza y sus modos, que la califican como la peor maestra del mundo.