Magic Mike

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

NOTHING BUT A GOOD TIME

Antes de llegar el país, la nueva película de Steven Soderbergh se construyó sobre los cimientos de dos controversias. Una de ellas es que MAGIC MIKE (2012) está inspirada en la vida del guionista, protagonista y ex-stripper Channing “he’s so hot right now” Tatum. La otra es la arbitraria cita en la crítica de Libby Gelman-Waxner en “Entertainment Weekly”, que fue usada por la distribuidora para promocionar mejor la cinta y que aseguraba que MAGIC MIKE es “EL CIUDADANO KANE de las películas de strippers”. Primero que nada: Bitch, please. Segundo, ¿ya nadie se acuerda o vio TODO O NADA (THE FULL MONTY, 1997)? Y tercero, ¿qué tiene de especial este film - entretenido, pero no mucho más que eso - cómo para llegar a ponerla en la misma oración que la obra esencial de Orson Welles? Tal vez ser un hombre heterosexual es un factor que juega en contra al momento del visionado de MAGIC MIKE, pero es imposible que solo un par de abdominales bien marcados sean capaces de enaltecer la película al punto de ponerla en la cima del subgénero desnudista. Sé que no cuenta con virtuosos competidores (¿SHOWGIRLS (1995)? ¿STRIPTEASE (1996)? ¿ZOMBIE STRIPPERS! (2008)?), aunque probablemente esa sea la causa de que algunos hablan tan deliberadamente de ella como el mejor exponente de los films de strippers; pero también sé que no es una obra maestra y ni siquiera un gran film. Aunque sí un inesperado vistazo al american way of life, que no falla en la parte de divertir (o de calentar a las espectadoras), aunque sí en eso de mantenerse original.

De día, Mike (Tatum) trabaja en construcciones y otros laburos. De noche, es stripper. No es algo que le apasione, pero si algo en lo que es muy, muy bueno. Y su objetivo es juntar la suficiente cantidad de plata como para poder dejar todo eso y cumplir su sueño (¿de vender muebles hechos a mano?). Un día conoce al joven y desempleado Adam (un desastroso Alex Pettyfer, de SOY EL NÚMERO CUATRO), que vive con su hermana Brooke (Cody Horn) y al que Mike lleva al mundo del striptease masculino. A partir de allí, el film desarrolla las historias paralelas de Mike - su relación con Brooke y su futuro - y de Adam (alias, “The Kid”) - y de cómo su irresponsabilidad y ansias de diversión lo irán llevando por un insaciable camino de drogas y la aspiración del “sueño americano”, dejando una puerta abierta para la secuela que ya está en tratativas -. Podría decir que la primera trama cierra mejor (pero es la más clásica), mientras que la segunda es más interesante y oscura, pero son básicamente una sola historia. Las dos siempre se encuentran en el Strip Club, están atravesadas por ese deseo de alcanzar el éxito (uno fructífero, el otro vacío), tienen a seres reales en situaciones cotidianas y están protagonizadas por Tatum, quien hace malabares para poder salir airoso con una interpretación que, en varias ocasiones - no las físicas, ya que aquí se desempeña incluso mejor que en STEP UP (2006) -, no está a la altura de lo que requiere el film. Aun así, es sin dudas la mejor actuación de su carrera. Pero si estás leyendo esto, Channing, ¡tartamudear no significa hablar naturalmente!

A pesar de sus intentos, el guión de MAGIC MIKE es muy simple, predecible y rara vez se sale de los cánones de cualquier drama similar. Algunos diálogos o situaciones son imperdonablemente estúpidos (“Deberíamos ser mejores amigos”, “Okey”) y sus personajes secundarios son muy de manual - la mayoría sirven de desahogo humorístico (o erótico) y el papel que le toca a Matthew McConaughey (brillante y siniestra interpretación), por ejemplo, bien podríamos compararlo con la serpiente del Génesis, el más clásico de los villanos que tienta a nuestros héroes -. Sin embargo, hay que darle algo de crédito a MAGIC MIKE. Visualmente, Soderbergh firma la película con una interesante fotografía y juego de colores que logran crear una fabulosa sensación de micro-mundo; hay un sentido del humor que se siente muy natural, y los shows - algo que el film se toma realmente en serio - son verdadero entretenimiento y, en ocasiones, extravagantemente hilarantes. Y siempre lo suficientemente sexys como para hacerle pasar un buen momento a la platea femenina. En cuanto a la muchachada, algo intimidados se van a sentir.