Magic Mike XXL

Crítica de Cecilia Sanchez - La Voz del Interior

Purpurina y sentimientos

Cómo es Magic Mike XXL, la continuación de la película que sigue a un grupo de strippers liderados por Channing Tatum.

Cuesta imaginarse Magic Mike XXL como una road movie encantadora y entretenida con sólo ver los avances. La promoción de la película protagonizada por Channing Tatum y producida por Steven Soderbergh hacía pensar en una prolongación natural del show que ponían sobre el escenario los Reyes de Tampa en la primera entrega estrenada en 2012. Pero no se limitó a eso.

No es que falten los bailes sexys de hombres musculosos con poca ropa, es que la historia dirigida por Gregory Jacobs corre el foto del espectáculo y lleva al grupo de amigos y colegas a un viaje por Florida con la excusa de llegar a reventar los últimos cartuchos en una convención de strippers. Mike (Tatum) hace tres años ha dejado las pistas para dedicarse a diseñar muebles, aunque sin mucho éxito. Cuando los chicos pasan a buscarlo, decide sumarse a la procesión, un poco porque extraña la adrenalina del escenario y otro poco porque no le queda otra. Dallas (el extravagante personaje de Matthew McConaughey en la primera parte) ya no los regentea y esa libertad conlleva la posibilidad de exteriorizar el costado creativo de este grupo de hombres que se saca la ropa para pagar las cuentas.

Así, XXL se convierte en una historia de amistad, camaradería y reflexión que reformula a su predecesora, en la que unos tipos ya adultos sin mucha perspectiva de futuro, no temen reinventarse en el camino. "Somos curadores", dice Ken (Matt Bomer) como para poner en perspectiva la premisa fundamental. En cada parada del viaje, el encuentro con mujeres de distintas edades pondrá de relieve su lugar en el mundo, sus inseguridades y sueños. Es que no se trata de desvestirse porque sí nomás, sino de entender qué quieren ellas, de contenerlas, divertirlas, hacerlas fantasear. El negocio ha cambiado y los strippers son, además de curadores, artistas sensibles a cargo de un espectáculo.

XXL deja para el final el momento más significativo: un show que luce a todos los personajes por partes iguales. Sin embargo, brinda antes algunos bocadillos de striptease como avanzada. Advertencia: no hay bombero hot ni policía sensual, pero no faltan las tremendas contorsiones y acrobacias de Tatum (lejos, el más virtuoso), que terminan por dar el golpe de gracia. La magia, en ese departamento, sigue intacta.