Magia a la luz de la luna

Crítica de Susana Salerno - N3F

Un Woody Allen auténtico.

Todo comienza en un elegante teatro de Berlín de 1928 decorado con un estilo oriental. En el escenario se encuentra un elefante y el ilusionista Wei Ling Soo lo hace desaparecer y también ejecuta otros trucos, viste una ropa típica y unos alargados bigotes; detrás de todos esos detalles esconden su identidad, él es Stanley Crawford (Colin Firth).

Luego viaja a la costa azul en Francia, y todo se comienza a desarrollase en lugares bellísimos, conservando el estilo de la época dorada del jazz, para esto Allen sigue trabajando con el director de fotografía iraní Darius Khondji, todo se complementa con una muy buena dirección de arte manteniendo lugares elegantes, coches de época, mansiones, entre otros elementos y la elegancia de los caballeros y las damas a cargo de la diseñadora Sonia Grande.

Una vez allí, el soberbio, arrogante y cascarrabias Stanley Crawford cuando conoce a Sophie Baker (Emma Stone) quien dice ser médium, no le cree y decide desenmascararla. Todo lo que continua es una serie de acontecimientos y un abanico de personajes.

Estupendamente bien interpretada por: Emma Stone, Colin Firth, este último da clases de actuación, elegante, fascinante y con encanto. Ambos tienen muy buena química, habla de los amores imposibles, con ritmo ágil y diversión, una dirección de arte deslumbrante, buenas locaciones elegidas para esta nueva historia del siempre creativo Allen. La música sigue fiel a su estilo, con diálogos inteligentes y filosóficos, disputas entre Nietzsche y Freud, entre otros.