Magia a la luz de la luna

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Woody tiene magia, pero falta hechizo...

Un nuevo estreno de Woody Allen, el esperado estreno de todos los años, vuelve a generar las aguas divididas entre los que amaron su nueva película, los que esperaban más de ella, los que sostienen que el director ya no está en su mejor momento, los que la adoran de todas formas, los que encuentran en su cine más simple sus mejores creaciones... dónde pararse cuando uno ha crecido como cinéfilo al ritmo del cine del gran Woody Allen?

"Magia a la luz de la luna" arranca, en su escena de apertura, con un espectáculo de magia (reminiscencias de otras creaciones del director como "Scoop" o "La maldición del Escorpión de Jade", el episodio que ha filmado en "Historias de Nueva York" en donde por un fallido acto de magia, desaparece su madre) y quizás ya el ilusionismo presente desde esta primer escena, nos fije claramente el sentido de este nuevo opus de Woody, es mejor rendirse en forma ingenua al efectivo truco y no pedir demasiadas explicaciones en el "cómo lo hizo?".

En esta ocasión, nos situamos en el Berlín de los años ´20 (sólo por un rato, después el guión nos hará viajar por la riviera francesa) en el espectáculo del mayor mago del momento, Stanley Crawford.
Un gran amigo suyo, otro mago quizás tan talentoso como él, pero algo opacado por el ego y el brillo de Crawford, le hará un propuesta que captará su atención al instante: el desafió consiste en observar a una jovencita que se encuentra con su madre visitando a una familia millonaria.
Ella dice poder hablar con los muertos, adivinar el futuro, descubrir algunos secretos del pasado, algo a lo que Crawford obviamente descree y entonces su único fin será desenmascarar a la supuesta impostora.

Con una mezcla exacta de misterio y comedia romántica, Woody hace que estos personajes se conozcan y que, obviamente, todo salga diferente a lo que aparecía planteado en las primeras líneas.
Ni la "falsa medium" podrá ser tan fácilmente desenmascarada sino que además sorprenderá a Crawford haciendo gala de algunos de sus tantos talentos y de esta forma, el mago se rendirá ante el hechizo.
Para que el cocktail sea más nutrituvo, entre ellos surgirá una chispa mucho más allá del ámbito profesional, de la tarea inicial del gran mago... y la magia del amor flotará en el aire, confundiendo un poco todo.

Lo que parece una historia dulce, sencilla y bien llevada, comienza a naufragar - a mi gusto - porque en esta ocasión, el alter ego de Woody es Colin Firth, un actor de sobrado talento y trayectoria con enormes trabajos como los más reconocidos en "El discurso del rey" y "Sólo un hombre" y que también transitó en la comedia con sus papeles en "Realmente Amor" "El diario de Bridget Jones" o "Mamma Mia!".

Se que a muchos les desagrada que los actores que elige Woody sean "tan Woody" justamente.
Pero sinceramente, a mi me encanta el eléctrico Owen Wilson de "Medianoche en París" y mucho más todavía el Larry David de "Que la cosa funcione..." jugando a presentar sus obsesiones, sus miedos, sus neurosis, sus manías....

Colin Firth aporta a Stanley todo el don de gentleman que funciona bien en la primera parte del film pero que comienza a "ralentizar" el relato cuando sus diálogos carecen del ritmo alla Woody y se demoran en su flemática presencia. Tampoco parece lograr la química necesaria con el personaje de Emma Stone, sin poder potenciar sus individualidades.

En esos tramos, la vibración romántica no aparece con la fuerza necesaria y Allen no encuentra una nueva manera de poder contarnos una vez más el romance entre jovencita y hombre maduro (tan visitado en sus últimas creaciones como "Conocerás al hombre de tu vida" en la nombrada "Que la cosa funcione" o en algunos fragmentos de "A Roma con amor" o el recordado personaje de Michael Caine de "Hannah y sus hermanas") y esta nueva pareja allenesca no tiene demasiado para aportar.

Del otro lado de la balanza, está el resto del elenco al que Woody, como siempre, le saca un brillo especial. Emma Stone tiene la dulzura y la frescura que su personaje necesita y lo aprovecha en un protagónico a su medida. Se destaca Simon Mc Burney como el mago a la sombra de Crawford, Marcia Gay Harden como la madre de la medium y Jacki Weaver como la aristócrata que quiere utilizarla para contactar a su difunto esposo. Todos engalan el elenco con esos personajes secundarios que Woody sabe construir y como plus, la flema inglesa de Eileen Atkins en un papel delicioso como la tia del gran Crawford.

Hasta el Woody más irregular, más flojo es un producto digno e interesante. Y "Magia a la luz de la luna" queda como a mitad de camino, con líneas argumentales que quedan sin explotar y con toques de ironía que sólo aparecen con algunos chispazos y que profundizados, le hubieran dado más fuerza al "enfrentamiento" entre la razón, lo sobrenatural y la magia que puede estar en cada uno de nosotros.

Particularmente, prefiero el Woody más serio, el de "Match Point" "Crimenes y Pecados" "Blue Jasmine" o "Maridos y Esposas" y que si da rienda suelta a la comedia, sea una comedia desenfrenada como las memorables "La última noche de Boris Grushenko" "Broadway Danny Rose" o algunos delirantes personajes de "Los secretos de Harry". O su mirada cargada de auto-ironía en "Disparos sobre Broadway" o "La mirada de los otros".

"Magia a la luz de la luna" tiene todo lo que un producto Woody tiene que tener, aún así como decia Tu-Sam, otro mago: "Puede fallar". Y por momentos, falla.

Esperaremos con los brazos abiertos al opus del año que viene, Woody siempre da revancha.