Magalí

Crítica de Maximiliano Curcio - Revista Cultural Siete Artes

Magali es una madre abandónica, de carácter muy fuerte y abrasivo pero también reservada. Podríamos describirla diciendo que tiene que lidiar con sus flaquezas para poder vivir. Es una madre soltera que escapa de algo que elude atravesar, suponemos. Observándola, sentimos la soledad de alguien en una ciudad que le es ajena. Casi sin quererlo, su hijo se convierte en el motor de reencontrarse con sus raíces, producto de una tragedia familiar que la obliga a volver. Allí la espera ese lugar que abandonó de joven.

La cultura andina implicada en Salta y sus alrededores nos sitúa geográficamente en un bello lugar donde las fronteras entre países se diluyen. “Magalí” nació como un proyecto de viaje de investigación, y producida por la talentosa Sandra Guliogtta encuentra en su relato una riqueza de tradiciones, idiosincrasia y costumbres lugareñas que se insertan en la narración gracias a la labor de la guionista Daniela Seggiaro, salteña de nacimiento.

Resulta interesante el trabajo de Juan Pablo Di Bitonto: trabaja con actores no profesionales -salvo la protagonista, Eva Bianco- y lo hace partiendo desde la improvisación total y valiéndose de la interacción desde el desconocimento del guión por parte de los nativos del lugar. Como estrategia para no condicionar a un texto a personas sin suficiente background en el ámbito cinematográfico, la película toma un camino arriesgado. No teme bordear el despojo documental en su crudeza. Rodado con cámara en mano, liviana, aplica una estética de máxima simpleza, focalizándose en el reencuentro entre una madre y un hijo, como partícipes de una auténtica celebración andina.

La vinculación de Magalí con su entorno trama cierta circularidad en un relato cuyo arco dramático atraviesa la historia que se vincula con una suerte de leyenda que la película ficcionaliza. Hablándonos de penurias y precariedades, es una historia que toca fibras íntimas con tensión y economía de recursos. La organización de las comunidades, visibilizando el antagonismo entre el poder gubernamental que convive con el poder más ancestral de sus pobladores resulta un aspecto aledaño a la trama, pero en absoluto menor.