Magalí

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

Los descendientes de tribus indígenas aunque con el paso del tiempo y de las generaciones se adaptaron a la vida ciudadana, haciendo trabajos acordes a lo requerido en las grandes urbes, tienen un llamado de la sangre que deben responder, y eso es el respeto de los ritos y tradiciones inculcados por sus ancestros.

Ese es el mensaje que recibió un día Magalí (Eva Bianco), una enfermera jujeña que ejerce en Buenos Aires, para que vuelva con urgencia a su pueblo porque falleció su madre. En la Capital vive sola en una pensión, acompañada por un perro, y aquí, haciendo una analogía con su vida familiar, en el guión está perfectamente trazada la personalidad de esta mujer, porque como no tiene con quién dejar a la mascota la abandona en una plaza, como hizo con su hijo, al que dejó al cuidado de su madre. Ambas situaciones definen a la protagonista como una mujer dura y expeditiva que aparta los sentimientos para poder cumplir con sus obligaciones y necesidad.

Juan Pablo Di Bitonto narra una historia austera desde la producción, pero muy profunda desde lo sentimental sin para ello apela a los golpes bajos, sólo le interesa mostrar la transformación de Magalí en pocos días al tener que hacerse cargo de su hijo Félix (Cristian Nieva) y volver a vivir como cuando era joven, dentro de una casa de adobe, sacar agua del pozo, y cocinar en una olla pues no hay cocina.

Con un ritmo pausado transcurre el relato. Los diálogos son escuetos y economizadas las acciones. Sin música, sólo es audible el sonido ambiente, y gracias al paisaje que rodea a Susques se desta ca una excelente fotografía, especialmente la nocturna. Pero, el volver a adaptarse para realizar antiguas actividades que eran cosa del pasado no es lo problemático, sino el hecho de haber sido designada para oficiar una ceremonia tradicional en las alturas de un cerro con el objetivo de alejar a un puma que merodea el lugar y se dedica a matar las llamas que los pobladores crían. Ese es su gran dilema, si ignorar la situación y volverse con su hijo a Buenos Aires o declinar su actitud frente a las presiones de los vecinos y hacer lo que todos los que la conocen esperan de ella.