Madraza

Crítica de Ayelén Turzi - La cuarta pared

En la vida cotidiana se le suele llamar "madraza" a las mujeres que, con un gran amor y vocación de servicio, ayudan en comedores o instituciones de beneficencia, siendo ellas también de clase baja o carenciadas. Lo que en primera instancia resulta llamativo al acercarse a la opera prima de Hernán Aguilar, es que la Madraza de su afiche nos apunta con una pistola, despertando nuestra curiosidad y haciéndonos sospechar que la propuesta no es un drama social. No solo confirmamos nuestra sospecha sino que además nos sorprendimos ante una historia original que construye personajes valientes.

Matilde (Loren Acuña) es una madraza que colabora con un comedor y además cuida de Vanina (Sofía Gala) como si fuera una hija propia, y de su esposo, quien trabaja en una remisería. Es una ama de casa de tiempo completo cuya rutina se ve alterada cuando, en un robo aparentemente al voleo, su esposo es asesinado. La urgencia económica sumada a una serie de casualidades la terminan empujando a convertirse en una asesina que ejecuta crímenes según misteriosas instrucciones. No solo deberá ir perfeccionando sus técnicas y adquiriendo más aptitudes, sino que además intentará evitar que el Detective (Gustavo Garzón), quien coquetea con ella a la par que investiga el crimen de su esposo, descubra su doble vida.

Tras una breve presentación de los personajes, la acción tiene un pico de tensión en el crimen del esposo, acertadísimo: si estuvieras viéndola en tele o internet, te atraparía y te quedarías mirando. Luego retoma un ritmo más lento, con el que se desarrollará toda la historia, aunque en el segundo acto hay una serie de encargos que, como no le suponen mayores desafíos a nuestra Madraza, el avance de la trama se vuelve más lento.

El principal atractivo es la transformación que opera sobre Matilde: va evolucionando de ser una ama de casa devota como cualquier otra a convertirse en una auténtica profesional del crimen, lo que se refleja no solo en la actuación de Acuña sino en su físico, sobre el que opera un excelente trabajo de caracterización.

La relación que va estableciendo con el Detective es también uno de los principales aciertos. Se genera una dualidad en el personaje de Garzón que lo coloca como interés amoroso y oponente al mismo tiempo. Al no saber el espectador de manera clara qué sabe o qué desconoce el Detective, sentimos a nuestra heroína en peligro constante pero queremos que se siga arriesgando al verlo; sabemos que se merece una historia de amor.

La película se adentra en barrios carenciados y villas por las cuales desfilan delincuentes, gente humilde de buen corazón y drogadictos. Sabe hacer de este abanico de personajes y lugares un relato dinámico, con toques de humor negro y algunos giros argumentales imprevistos que sorprenden y reivindican la fuerza de las mujeres.

VEREDICTO: 8.0 - MADRAZA LUCHONA

Partiendo de una interesante premisa que mezcla elementos de policial y humor negro, Madraza reivindica a las mujeres que toman la iniciativa y se abren camino por su cuenta. Sí, aunque hablemos de una criminal la película no es apología del crimen, sino que su mensaje pasa por otro lado