Madam Baterflai

Crítica de Pablo Martinez - La mirada indiscreta

Cómo te veo

En un país que fue de los primeros en avanzar respecto a los derechos de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) e igualdad de género, existe una provincia que hasta hace poco todavía prohibía, dentro de una ley, que los ciudadanos salgan a la calle “vistiendo ropas habituales del sexo opuesto”. De esa provincia, Mendoza, son Joseph, Mariana, Paloma León y Carolina, dueñas de un testimonio de superación y autodeterminación para cumplir el sueño de ser quien realmente quisieron ser.

Y de allí también es Carina Sama, directora de este interesante documental que pone en discusión varias cuestiones esenciales del ser humano contemporáneo, en pleno cambio de paradigma respecto a las normas de inclusión dentro de la sociedad en todo el mundo. Pero particularmente en un país como Argentina este documental es necesario, por el panorama actual del cine y por las temáticas que se tocan en él, todavía sin desligarse de ciertos tópicos que, si bien forman parte de nuestra historia reciente (sí, estoy hablando de la última dictadura cívico-militar), ya deben ser dejados de lado para empezar a hablar de cosas más actuales y problemáticas más cercanas. Problemáticas humanas, por ende políticas, pero no por eso menos esenciales.

En nuestro país se confunde política con partidismo. Un documental político termina siendo un aburrido compendio histórico sobre los logros de un partido o las vicisitudes de un movimiento social, también ligado a un partido.
En el caso de Madam Baterflai, film político por el mensaje pero no por su tratamiento, el arte sirve como un catalizador de ideas respecto a la condición humana y su esencia. Y por supuesto, incontables preguntas sobre dónde estamos parados como sociedad para enfrentar incógnitas que nuestros hermanos y hermanas deben superar para reafirmar su condición de género.

La película se permite fragmentos experimentales donde la directora mendocina utiliza el cuerpo de las protagonistas transexuales y travestis para proyectar imágenes que remiten a emociones y texturas que concluyen un concepto muy poético sobre la belleza y las diferentes capas que tenemos todos para ir mostrando lo que nos define. Todo eso, aunado a las sus diferentes y particulares historias de las cuatro protagonistas y sus familiares o allegados, viniendo de realidades socio-económicas muy diferentes pero unidas por un mismo fin y una misma motivación.

Finalmente, a pesar de la tragedia de la que somos testigos cerca del final (algo que no voy a revelar porque deben ver la película), Madam Baterflai tiene un mensaje muy positivo y lleno de enseñanzas, no sólo para las personas que transitan ese mismo camino a contracorriente, en el que deben superar los obstáculos del machismo y los prejuicios en un país del subdesarrollo como el nuestro, sino para todos en general. Porque quiénes somos no está determinado por cómo nos vemos por fuera, sino por ese ser que llevamos dentro y nos define en nuestro día a día.