Madagascar 3: Los fugitivos

Crítica de Bernabé Quiroga - CiNerd

EL SHOW DEBE CONTINUAR

Cuando se tienen las herramientas necesarias y el único límite es la imaginación, entonces todo es posible. Esa debe ser una de las creencias de las mentes detrás de MADAGASCAR 3: LOS FUGITIVOS (MADAGASCAR 3: EUROPE’S MOST WANTED, 2012), la nueva película de DreamWorks AnimationStudios que representa dos cambios muy importantes para la compañía productora creadora de SHREK. Primero, el cierre de la trilogía de los animales neoyorkinos, que obviamente volverán pero con aventuras muy distintas. Segundo, una forma nueva y fresca de repensar sus películas animadas, apostando al espectáculo, a la belleza visual y al muy buen aprovechamiento de la tecnología 3D. Porque a nivel narrativo, MADAGASCAR 3: LOS FUGITIVOS no es de lo mejor. De hecho, cae una y otra vez en uno de los lugares más comunes y gastados de la narración del cine infantil: ese en el que los protagonistas mienten para obtener algo, luego son descubiertos y rechazados, para al final volver en busca de redención y perdón. Pero la historia importa poco, ya que MADAGASCAR 3: LOS FUGITIVOS es, mas que nada, una divertida y alocada serie de chistes para grandes y chicos, intercalada con secuencias visualmente asombrosas, a cargo de una simpática pandillas de personajes que ya se ganaron un lugarcito en el corazón de los espectadores.
La película empieza como terminó MADAGASCAR 2 (MADASCAR: ESCAPE 2 AFRICA, 2008), la flojísima entrega anterior: Los Pingüinos parten en un avión a Monte Carlo, mientras el cuarteto se quedaba por una temporada en África. Todos contentos. Pero ni bien empieza MADAGASCAR 3: LOS FUGITIVOS, descubrimos que Alex extraña mucho Nueva York y que quiere regresar a toda costa. Es así como el león arrastra a su manada (la cebra Marty, la jirafa Melman, la hipopótamo Gloria, el rey lémur Julien y sus dos “súbditos”) hasta Mónaco. Después de un incidente en el hotel donde estaban los Pingüinos, los animales se convierten en fugitivos cuando empiezan a ser perseguidos por la infalible capitana de Control Animal, Chantel DuBois. Para escapar de ella sin ser vistos, se unen a un circo que viaja por toda Europa, con la esperanza de volver a casa.
La historia es simple y predecible, pero al menos se aleja del ambiente selvático. Además, nunca deja de entretener y tiene mucho más sustento que MADAGASCAR 2. Sus viejos personajes cumplen de manera sobresaliente las mismas funciones que cumplían en las entregas anteriores, aunque no crecen sino hasta la secuencia final y algunos (Marty y los Pingüinos) están desaprovechados. A excepción de Chantel DuBois, los nuevos personajes no aportan mucho y serán necesarias varias secuelas para que nos encariñemos con ellos. Pero nada de eso es el punto fuerte de MADAGASCAR 3: LOS FUGITIVOS. DreamWorks no es Pixar y nunca lo será, así que no podemos esperar mucho de sus guiones. Pero en lo que este estudio es realmente bueno - además de sus innumerables y bien usadas referencias a la cultura pop - es encontrando ese punto medio entre una idea completamente loca y una idea graciosísimo. A partir de ese encuentro surgen secuencias geniales (la de la fuga de Mónaco, la del “Circo Americano”), tan delirantes como originales, en las que sus animadores supieron volcar un arsenal visual realmente único. Estando este al servicio de la narración, y esta a su vez servicio del 3D, el resultado es una buena película animada, no tan memorable como la primera, pero igual de divertida. Les prometo que dejarán la sala riendo, amando el 3D y queriendo mover el bote al ritmo de “Tata tara rara rata circo, tata tara rara rata afro”.