Mad Max: Furia en el camino

Crítica de Fernando Casals - Revista Meta

Aguante el Heavy Metal. Todo el mundo dice que es un peliculón, todo el mundo tiene razón. George Miller revisita el mundo que lo puso en el mapa del cine y lo hace con su propia dosis de locura.
Sin demasiadas vueltas la narrativa rueda sin detenerse desde el minuto en que una voz en off anuncia: “mi nombre es Max y mi mundo es de fuego y sangre”. Pero el film es de Furiosa (Charlize Theron) sus acciones conducen la historia hacia adelante y son el vehiculo de una trama feminista bien entendida. Furiosa escapa con el harem de esposas y “proveedoras” de Joe el imortal, buscando naturaleza, libertad y un poco de redención. En medio del camino encontrarán a dos hombres que sumarán a su empresa: un peón del dictador y al prisionero Max.
Miller rodea la violencia y la acción de belleza en la fotografía y detalle en la dirección de arte. El resultado es de una brillantez visual inigualable. Filmando la acción como se debe: old school, donde no se cubren defectos sacudiendo la cámara para dar la sensación de adrenalina. Miller juega a ser Tex Avery y Sergio Leone, todo en uno.
En Mad Max todo lo que se ve luce real, práctico y on camera, hay CGI pero en complemento a la escena, nunca en primer plano. Fury Road es la muestra concreta que se puede realizar un film donde la visión del cineasta está por encima del marketing. La sorpresa no es que George Miller haya hecho la mejor película de acción de los últimos años, la sorpresa es que lo haya hecho en este Hollywood. Atestiguen esto en la sala de cine más cercana a su hogar.