Mad Max: Furia en el camino

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Paraíso perdido"

Un impresionante festival de acción y adrenalina es el plato principal en la fiesta de bienvenida con la que el séptimo arte celebra el regreso del realizador George Miller, uno de los hijos pródigos del cine de acción.

Después de 12 años de arduo trabajo, y a más de 30 años de haber filmado su última incursión en esta saga, el director australiano consigue con la cuarta entrega de “Mad Max” no solo revitalizar el cine de acción sino también mover sus cimientos con la intención de recuperar una identidad perdida. Esa identidad que lejos de ser sencilla y efectista, siempre fue valiente y arriesgada.

Por ese motivo, “Furia en el camino” se propone ser un espectáculo demencial, de proporciones inigualables e imposible de comparar. ¿Lo logra? Absolutamente, ofreciendo así una propuesta de ritmo frenético que no solo maravillará a los fanáticos del género sino también a los que estén dispuestos a ensuciarse las manos con la intención de volver a encontrarse cara a cara con un paraíso perdido. ¿El cine arte, los trabajos de autor y la meca hollywoodense juntos de la mano? Sí, ¿Por qué no? ¿Acaso ya no podemos soñar en grande?

Miller no pierde tiempos con preámbulos innecesarios, ni prólogos extendidos, y ni bien terminan los créditos de presentación de “Fury Road” nos sumerge de lleno en una nueva aventura de locura y rebelión dentro del futuro apocalíptico al que pertenece Max Rockatansky (Tom Hardy). Dentro de ese ámbito, nuestro personaje y su caballo de guerra (el mítico XB Falcon Coupe V8), se cruzaran en el camino de Furiosa (Charlize Theron), una revolucionaria líder guerrera que está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de no seguir nunca más las autoritarias y violentas ordenes de Inmortal Joe (Hugh Keays-Byrne).

Apoyándose por completo en los trabajos de Theron y Hardy (siendo la primera la verdadera dueña de la pantalla), Miller construye una persecución de más de dos horas de duración dónde la velocidad, el rugido de los motores de maquinas descabelladas y las explosiones de todos los colores no son lo suficiente enceguecedoras ya que dejan disfrutar de un magnifico diseño de producción, una apabullante fotografía y una épica banda sonora. Eso, sin lugar a dudas, es un ejemplo de la sabiduría solo digna de los mejores trabajadores del cine.

Sin embargo ese aspecto, que como ya dijimos será festejado por todos los espectadores más allá de sus gustos e intenciones a la hora de ver “Fury Road”, no es la única firma que Miller le impregna a su más reciente trabajo: Un marcado e interesante mensaje sobre la igualdad de género, una mirada esperanzadora acerca la salud de nuestro medio ambiente y una ácida y sarcástica construcción sobre los lideres y sus gobernados son aportes fundamentales a la historia y resultan igual de atrapantes que las innumerables y coreografiadas escenas de acción que ofrece la película a lo largo de todo su metraje.

Olvídense por un instante de la colorida y falsa realidad cinematográfica que inunda las salas desde hace un tiempo y anímense a atravesar un verdadero infierno cargado de peligros y emociones genuinas en búsqueda de un tesoro perdido, casi al borde del olvido: El buen cine de acción. “Mad Max: Furia en el camino” es el viaje soñado y la pantalla grande de tu cine más cercano es la ruta perfecta.