Mad Max: Furia en el camino

Crítica de Carlos Manuel Horazzi - Citricón

George Miller tiene 70 años.

Lo repito, George Miller tiene 70 años y dirigió Happy Feet 2.

Porque lo digo así? Porque este viejito piola hizo la mejor película de acción de lo que va del año (no creo que la superen).

A simple vista, la cuarta entrega de la historia de Max Rockatansky (otrora interpretado por Mel Gibson y ahora por Tom Hardy), es más de lo mismo. Un futuro apocalíptico, y tribus luchando por la supervivencia. Charlize Theron es la Emperatriz Furiosa que escapa con el de Immortal Joe, el tirano de la ciudad.

Hasta ahí la premisa es simple. Inclusive obvia. Y si nos ponemos quisquillosos, no tiene un trabajo de guión importante. Y eso es, a mi entender, porque George, nuestro viejito vivaracho, no quería hacer una película de guión. Quería hacer una orgia visual y sonora.

No importa porque, no importa quien, no importa como, hay docenas de autos chocando y volando por los aires, hay guitarras eléctricas que escupen fuego, hay arena, hay explosiones, y todo ello esta coreografiado de una manera exquisita. Parece un ballet de locura interminable, donde el lago de los cisnes es interpretado por un fanático con un lanzallamas...

A esto se agrega la manera en la que Miller usa la cámara, la simetría de las tomas, que juro es casi perfecta, el uso de efectos prácticos en vez de digitales, dándole una dosis de cine real a tanto efecto digital. Así se hacían las películas, ASI LAS HACEN LOS VIEJOS DE 70 AÑOS!

Porque cualquiera puede usar un Mouse, pero solo un genio pone a un tipo en un péndulo delante de un auto, manda el auto por el desierto, y explota de todo detrás. Porque para ser artista, hay que estar un poco loco.

Personalmente, salí maravillado del cine. No esperen guión, no esperen historias complejas, ni nada por el estilo, pero esperen que alguien los suba a una montaña rusa, y los vaya cacheteando mientras ven la película.