Macbeth

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

Una locura sin límites

El director australiano Justin Kurzel no se acobardó ante la empresa que le propuso su amigo Michael Fassbender: dirigir "Macbeth", una de las tragedias más representadas en el cine por próceres de la industria como Polanski, Kurosawa y Orson Welles, entre otras muchas adaptaciones. Al contrario, el australiano creó su propia puesta en escena fiel al original aún en el guión, y encaró el texto sobre el sanguinario rey de Escocia y su ambiciosa reina subrayando el contexto hostil del siglo XI y el paisaje como un personaje más. A eso le aportó un actor como Fassbender que transpira, sangra y mata, y ama, odia y llora lágrimas de culpa, todo con la misma convicción en medio del barro, de la muerte y de la guerra. Kurzel realizó una brillante recreación de la época y aportó hiperrealismo a las escenas de sangre y de batalla, y contó con un elenco impecable aún en los personajes secundarios. Como coprotagonista lo acompaña de manera magistral la francesa Marion Cotillard como Lady Macbeth. Como otro personaje del Bardo que antes ponía veneno en los oídos de su víctima, ella le susurra su frustración y codicia que terminan definiendo el desenlace. Un gran lanzamiento internacional para Kurzel que se metió con un clásico ambientado en la Escocia del siglo XI, pero que sigue ahí para recordar la locura del poder sin límites.