Ma

Crítica de María Paula Rios - Fandango

Los chicos solo quieren divertirse… en el sótano.

“Algunas personas encajan de inmediato, sin esfuerzo alguno. Debe ser lindo”, dice Sue Ann (Octavia Spencer) mientras se mira frente al espejo. Todo un manifiesto de su trauma. Pero rebobinemos, ¿de qué se trata Ma? Erica (Juliette Lewis) y su hija Maggie (Diana Silvers), después de vivir un largo tiempo en San Diego, regresan a su pueblo de origen en Mississippi. Lugar en donde nació y cursó la preparatoria Erica, quien retorna después de un fracaso matrimonial dado que consiguió trabajo de mesera en un casino.

Mientras su madre trabaja, Maggie se adapta rápidamente a la escuela, en donde conoce al grupo cool. Lo chicos quieren pasarla bien, beber, enamorarse, descubrirse… el tema es que son menores de edad y no pueden comprar alcohol. Parados en la puerta de una tienda, y tratando de encontrar a un mayor de edad que les haga el favor, conocen a Sue Ann, quien accede al pedido de los adolescentes.

Es así que la ayudante de veterinaria irá ganando poco a poco la confianza del grupo, y pasará de comprarles bebidas a ofrecer el sótano de su casa para que hagan fiestas. Como una teenager más, Sue Ann se unirá a los festejos más descontrolados. Si bien la cinta comienza en un tono coming of age, poco a poco el clima se va enrareciendo. No suceden cosas graves, pero hay algo latente que indica que algo anda mal. Claro que todo gira en torno a la actitud de Sue Ann, que de repente se vuelve algo obsesiva, y gracias a flashbacks intermitentes iremos develando (al igual que los demás protagonistas) uno a uno sus traumas de la adolescencia.

En Ma las actuaciones se acoplan a la perfección, sobre todo la de Octavia Spencer que se carga la película al hombro, al in crescendo del suspenso; y sin dudas la narración en un momento detona honrando al más puro bulli revenge clase B. Una pizca de Carrie mezclada con una dosis de Misery, dan la pauta de un argumento manido que tiene la habilidad de salir airoso gracias a su humor y a la autoconciencia del género que transita. Bienvenidos al sótano, se van a divertir… y también va a correr sangre.