Lunas cautivas

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

El poder que tiene la palabra

El filme de la realizadora Marcia Paradiso fue rodado en la Unidad Penitenciaria Nº 31, de Ezeiza, en la que se encuentran privadas de la libertad alrededor de 200 mujeres. Presenta a tres mujeres jóvenes y sus historias, que tienen un denominador común: el anhelo de recuperar la libertad.

El filme de la realizadora Marcia Paradiso fue rodado en la Unidad Penitenciaria Nº 31, de Ezeiza, en la que se encuentran privadas de la libertad alrededor de doscientas mujeres.

En ese lugar en el que nada parece ser posible, existe un espacio para el arte, para el sentimiento. Y aunque cueste creerlo, el final de este documental hace sonreír, porque muestra que todo puede ser posible (para bien).

"Lunas cautivas..." presenta a tres mujeres jóvenes y sus historias. Una es extranjera con hijos que extraña, otra tiene una bebé que nació en el penal y está a su lado, la otra se prepara para presentar su primer libro de poemas.

Ellas se reúnen con el mate como centro y las palabras como juego interminable. Hacer poesía, o intentar hacerlo, permite que las emociones encuentren un cauce, surjan sentimientos encontrados y eso es posible a través de este taller de terapia a domicilio.

SALIR A LA LUZ
Todas anhelan la libertad como lo dice la que está cerca de abandonar el penal. "Deseando salir a la luz en primavera", cuentan los versos de una. "Quisiera conocer el mar", reflexiona otra. Todas expresan deseos que salen a la luz, dudas.

Marcia Paradiso, la directora cuenta con frescura y pureza el desarrollo de este taller de poesía que María Medrano y Claudia Prado desarrollan en la Unidad 31, de Ezeiza junto con otro dedicado a la fotografía. Con justos estímulos, el disparador de una frase de un poeta, la continuación de un poema, el recorte de palabras y su ordenación, son parte de los resultados que se obtienen y provocan satisfacción entre esas mujeres privadas de su libertad.

Las docentes cumplen su tarea de motorizar la acción, la escritura. Arrojan a sus "chicas" pequeños salvavidas, que cada una abaraja a su manera.

SABER ENCONTRARSE
"Ahora soy sólo quien espera. Yo no fui, ni he sido, pero siento que ya no seré", son parte de unos versos que tendrán luego una optimista modificación final.

Estas son mujeres que tejen palabras, arman el juego de la vida futura, silabean el pasado. Pocas veces resulta tan claro el sentido del poder transformador del arte, que logra arrancarles una sonrisa y algunas de las pocas certezas a ese grupo de mujeres, que la directora Marcia Paradiso filma con un estilo libre, espontáneo.

La realizadora va armando el rompecabezas de cada historia, sin aludir a las motivaciones que llevaron a estas mujeres a la cárcel. La cámara registra la gratificación que sienten esas mujeres al poder crear, desahogarse, publicar un libro, o armar una editorial, que les posibilita encontrar un nuevo y profundo sentido a la vida.