Lunas cautivas

Crítica de Gabriela Borrelli Azara - Leedor.com

El recorrido poético de tres internas de la Unidad 31 del Penal de Ezeiza que participan del taller de poesía de la ONG Yo no Fui coordinado por las poetas Maria Medrano y Claudia Prado. Sobre la película Lunas Cautivas o La poesía como arma cargada de futuro

Como un golpe de viento
que deshace la sombra,
caí en lo negro,
en el mundo insaciable.
He sido.Luis CernudaLa Reja se estrella
contra si misma
y yo me estrello contra la reja
Liliana Cabrera

Nadie que ingresa desprevenidamente a una sala de cine a ver un documental que abordará una temática de encierro en el marco de un festival de Cine de Derechos Humanos que es cuando vimos la pelicula de Paradiso, espera salir de esa experiencia, renovado, conmovido y esperanzado.

Sin embargo, esta no es una película cualquiera sobre el encierro. Entonces, la salida del cine es movilizadora. Y ya no se mira ni la cárcel ni la poesía de la misma manera.

En su aspecto formal Lunas Cautivas narra el recorrido poético de tres internas de la Unidad 31 del Penal de Ezeiza que participan activamente del taller de poesía que brinda allí la ONG Yo no Fui coordinado por las poetas Maria Medrano y Claudia Prado.

Pero si se está dispuesto apenas a inclinar el oído hacia la poesía que recorre la película, no sólo seguiremos ese recorrido poético sino que descubriremos el aspecto revolucionario y transformador de la palabra poética.

Marcia Paradiso elige subtitular su película de la siguiente manera: Historias de poetas presas. Coherente y preciso con el planteo del film que no carga las tintas en el encierro sino en cómo esas mujeres se han convertido en poetas. Piensan en poesía, hablan de ella, la discuten, la disfrutan, se ríen con los versos.

Las tres poetas presas en las que se basa la narración son Liliana, Lidia y Majo. Pero esos nombres son solo señaladores de un movimiento pequeño pero universal que se evidencia en cada encuentro.

La cámara (manejada íntima y cuidadosamente por el equipo de filmación que compartió con las poetas los talleres más de un año y conoció de burocracias y obstáculos para poder lograr la comodidad para trabajar) sigue las bocas de ellas recitando sus poemas. Son los momentos de mayor emoción y también de mayor conmoción para los espectadores. La belleza contundente de algunos versos se erosiona y se funde con el dolor del encierro y lo perdido. La historia personal va trazando versos que se desprenden hasta universalizarse.

¿Y que otra cosa no es la poesía en ocasiones, sino eso: universalizar lo personal a través de la palabra?

Poesía como un arma de defensa para enfrentar lo que vendrá, el futuro: las salidas transitorias, la vida después de la cárcel, los hijos, el amor, la sociedad.

Un Yo Poético que se instala en cada verso para reinstalar un Yo ante la sociedad.

“Yo fui” un poema de Luis Cernuda es el poema que abre la película y también el que elije María Medrano para leer y analizar en el taller. Es ciertamente, un golpe de viento que deshace la sombra: limpiar la sombra del encierro con palabras, saber de lo insaciable del mundo cuando el mundo te encierra. Yo no fui por Yo fui, reafirmando en esa tensión, la totalidad del estar en el mundo. Lo que se es y lo que no se es, lo que hice y lo que no hice, y lo que hago ahora. Ese es el espíritu de los talleres, un espíritu que la película sabe reflejar.

Lunas Cautivas es un documental sobre la poesía. Sobre sus posibilidades y sobre su poder. Sobre las rejas que se estrellan y como escribe Liliana Cabrera, sobre los surcos invisibles en el mosaico, a los que es posible acceder si se está dispuesto a acercar la boca y exhalar.