Luna: una fábula siciliana

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

HORRORES QUE NO SON CUENTO

Giuseppe Di Matteo era el hijo de un integrante de la mafia siciliana que se sumó a un programa del Estado para denunciar a los suyos. Lo que se conoce como un soplón. La respuesta de la mafia fue la de secuestrar al chico -tenía 10 en ese momento-, mantenerlo cautivo durante dos años, estrangularlo y finalmente disolver su cuerpo en ácido. Luna, una fábula siciliana aborda esa historia real ocurrida en los 90’s en Italia pero alejándose todo lo posible del retrato tradicional de un biopic: por lo tanto no tenemos un seguimiento riguroso de los hechos, ni siquiera una narración cronológica. Fabio Grassadonia y Antonio Piazza, desde la dirección, reconstruyen ese episodio adosándole la textura de uno de esos cuentos clásicos que escondían en simbolismos y metáforas el horror y la perversión humana, incluyendo en la operación lúdica a una caperucita roja como heroína. Si los cuentos tenían esa capacidad de releer los miedos de sociedades pasadas, esta película recrea esa estética para repeler horrores más contemporáneos.

El punto de vista que sigue la película es el de Luna (Julia Jedlikowska), compañera de escuela y enamorada del malogrado Giuseppe (Gaetano Fernandez). Por eso que los hechos policiales aparezcan de manera tangencial y la película se permita toda la libertad posible para contar un cuento que es de lo más truculento. Es su mirada adolescente, su encandilamiento, la que habilita los excesos poéticos de la película, la que también sostiene la construcción de esa madre en un personaje de caricatura, casi una bruja de los hermanos Grimm. Los adultos que aparecen en el film siempre lo hacen bajo la óptica de la protagonista, que a partir de la tragedia romántica que la abruma y la obsesión para que se busque a Giuseppe comienza a sumergirse en un universo interior, repleto de elementos mágicos que funcionan como canalizador de la angustia de lo real.

Si bien podemos acusar a Grassadonia y Piazza de abusar de recursos poéticos y de excederse en ciertos simbolismos, no se puede decir que Luna, una fábula siciliana no sea un film decididamente arriesgado y provocador, que aún siendo riguroso en su forma es bellamente libre para reconstruir una historia real y trágica con las herramientas del cine y sin dejar de lado lo incómodo. En todo caso, ante un cine italiano que se balancea entre comedias televisivas de lo más berretas y autores consagrados en la última recta de su carrera, la presencia de esta dupla es revitalizante para una cinematografía bastante adormecida. Hacia el final la película busca tranquilizar un poco pensando en cierta metafísica del amor que se convertiría en eterna. Pero de fondo, en el último plano, se pueden ver las ruinas de un país cuya historia parece erigirse sobre los fantasmas de las generaciones pasadas. De esa circularidad donde la muerte es moneda corriente parecen querer escapar Luna y su mundo fantástico.