Luna: una fábula siciliana

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Luna: Una fábula Siciliana, una tragedia vuelta relato poético

Cuando fue secuestrado por la mafia siciliana, Giuseppe Di Matteo tenía apenas 12 años. Corría 1993 y la sociedad italiana recibía esa impactante noticia que veinticuatro años más tarde retomarían, para llevarla al cine, Fabio Grassadonia y Antonio Piazza, los mismos de la celebrada Salvo (2013), otra historia de mafiosos, pero más seca y terrenal que Luna: Una fábula siciliana, exhibida y elogiada en la Semana de la Crítica de la última edición del Festival de Cannes y en el reciente Festival de Mar del Plata. El desenlace real de aquel secuestro tuvo tintes macabros, pero el foco de la película no está puesto estrictamente ahí.

Con pericia y mucha imaginación, los directores apuestan en su relectura por la cruza del thriller con la historia de un romance adolescente de aliento shakespeariano y la fantasía gótica. A medida que el relato avanza, la conexión sobrenatural entre los dos jóvenes protagonistas se hace más patente, una deriva que enriquece el notable trabajo de fotografía y de sonido.

Sugestivo, sombrío, melancólico y recargado de simbolismos, este film atípico plantea más interrogantes que certezas y se interna en los paisajes de la fábula y los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Transforma una realidad tortuosa e inapelable en una poética epopeya contra la violencia, el silencio y la complicidad abordada con la coraza indestructible del amor.