Luna de miel en familia

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Química con humor desgastado

Adam Sandler y Drew Barrimore actuaron juntos en La mejor de mis bodas (1998) y volvieron a probarse en una ya clásica del género, Como si fuera la primera vez (2004).

Entonces no dejaron dudas y en la actual Luna de miel en familia confirman que se llevan muy bien ante las cámaras y pueden traducir las letras de un guión en duelos verbales únicos.

Claro que la química que generan haciendo comedia no garantiza un material inolvidable como pudo resultar la película que hicieron diez años atrás en Hawai.

Esta vez, localizados en gran parte de la escena en Africa, abordan la fórmula de "los tuyos, los míos, los nuestros", para una historia que encuentra a Lauren, madre de dos hijos recientemente separada; y Jim, viudo y padre de tres chicas, protagonistas de una cita a ciegas fracasada que por esos prodigios de los libretos coinciden en un viaje de ensueño al continente negro y a un hotel de "mezclados", especialmente dedicado a alojar nuevas familias, donde deben congeniar madrastras, padrastros e hijastros.

El asunto aquí es que Lauren y Jim tuvieron una primera experiencia que deberán superar para, en principio, poder comunicarse cuando deben guardar la apariencia de un romance.

Situaciones hilarantes se enriedan con otras insoportables, propias del estilo Sandler, que aquí alcanza a lo bizarro en las intervenciones del grupo musical Tathoo, liderado por un vocalista.

Filmada en Sudáfrica, bien se podrían haber aprovechado los escenarios para algo más que para ver a una pareja de hipopótamos teniendo "sexo salvaje". Otra vez será.