Luna de miel en familia

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Casémonos vía África

En la tercera reunión para la pantalla grande, Adam Sandler y Drew Barrymore interpretan a dos adultos con la vida hecha a quienes el destino vuelve a juntar. La primera parte de Luna de miel en familia tiene cierto atractivo. El viudo Jim Friedman (Sandler) y la divorciada Lauren Reynolds (Barrymore) se conocen en una cita a ciegas; la cita es frustrante y Jim desea abandonar la búsqueda de mujeres para dedicarse a criar a sus hijas. Pero el azar, a través de otro fracaso matrimonial, vuelve a juntarlos en un viaje al África. El cambio de escenario termina arruinando la no tan mala idea inicial. Lo que se proponía como otro film de segundas oportunidades se transforma, rápidamente, en una sarta de gags exagerados, poco felices, salpicados por un condescendiente tono racista. Pese a que el ex Saturday Night Live viene en declive, la actuación de Sandler, como la de Barrymore y los chicos que encarnan a los hijos de la pareja son un remedio contra lo trillado y grosero del film. Ya nadie espera volver a ver al Sandler de Punch-Drunk Love; pero sí, al menos, al de No te metas con Zohan. Y acá no aparece.