Lucy

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Lucy in the sky with diamonds

Dejando un poco de lado el cine europeo, la semana del cine alemán y todo lo que se consigue por internet de latitudes extrañas y ajenas -de excelente calidad cinematográfica-, vi en "LUCY" de Luc Besson la posibilidad de dejarme llevar por ese cine a pura velocidad, con mucha acción y con ese irresistible aroma a pochoclo cinéfilo.

Claro que, a veces, la memoria de uno es frágil a la hora de "cobrarse cuentas pendientes" y nunca recordé que Luc Besson ya me había decepcionado enormemente con un pastiche de proporciones múltiples como fue "Familia Peligrosa / Malavita" en donde De Niro y Michelle Pfeiffer trataban de tornar creíble un guión completamente revuelto y sin sentido con un sutil dejo de humor negro pero con enormes desprolijidades.

Eso mismo pasa, a mi entender, con "LUCY" una película donde el guión se agota en las primeras escenas y entonces es más fácil "rellenar" con lo que se haya tenido a mano en ese momento sin elaborar demasiado ninguna trama más allá del esqueleto inicial.

Pareciera intuirse que Luc Besson ante la falta de nuevas ideas se dispone a mezclar en una multiprocesadora Moulinex, bien ochentosa como el aire que se respira en sus mejores películas, algunos elementos de su gran éxito mundial que fue "Nikita" tomando de ésta todos los elementos de la heroína de super-acción, un aire impostado futurista alla "El quinto elemento" con la ciudad de Taiwan como marco exótico en las secuencias iniciales (luego estará la mágica y hermosa Paris de fondo) y la acción desmesurada que volcó en sus guiones para "Taxi" y todas sus secuelas.

Lucy se ve envuelta en un asunto de tráfico de drogas cuando su novio-de-hace-una-semana la obliga a entregarle un maletín al Señor Jang (Choi Min-Sik, sin duda uno de los grandes aciertos de la película tanto en el casting como en incluirlo como imágen icónica que tenemos de este gran actor, protagonista de la tremenda "Old Boy").
En un abrir y cerrar de ojos el Sr Jang la someterá a ser "mula" de una potentísima droga que deberá transportar en su estómago.
Como para que la trama se complique un poco más todavía, Lucy es golpeada y la droga sintética CPH4 -pensada como futuro furor en el mercado por lo que deben distribuirla por todo el mundo- se desparrama por todo el cuerpo y comienza un otorgarle un poder completamente impensado.

Esto conecta con una disertación del profesor Samuel Norman (Morgan Freeman) que venimos viendo en paralelo a medida que Lucy se va metiendo en problemas. En esta disertación, Norman habla sobre la capacidad cerebral apuntando que generalmente los humanos no acceden a usar más de un 10% de la misma con billones de neuronas sin utilizar y un cerebro trabajando con capacidad ociosa, subrayando que esos billones de células envían más de mil mensajes por segundo por lo que el tráfico cerebral es impresionante y no tenemos ni en forma aproximada, la verdadera dimensión de ese fenómeno.

Pero esto SI le está pasando a Lucy al esparcirse la droga en su organismo (oh sorpresa!): logra escuchar voces a mucha distancia (es una especie de Mujer Biónica?), puede leer carteles en idiomas que desconoce, manejar computadoras a toda velocidad, usar la telekinesis para mover objetos (y personas!) y otros tantos múltiples superpoderes que le permite a Besson hacer de las suyas con las herramientas digitales y los efectos especiales.

A esta altura del partido seguir pidiendo que el guión guarde una mínima coherencia es demasiado. La historia ya se ha puesto en marcha, y el enorme talento y la versatilidad de Scarlett Johansson -además de su belleza y su fuerte presencia en pantalla- hacen que todo el vértigo bajo la piel de esta "batichica" sea lo suficientemente creíble como para seguir adelante con la historia.

El guión delira y va in crescendo en acción y desmadre por más que Besson ha planteado en entrevistas que la mitad de las cifras y de las teorías que se incluyen en la película son reales -da el caso por ejemplo de que los delfines identifican un pez a 5 kilómetros, algo que el ser humano podría hacer si utiliza esa capacidad residual de su cerebro-.
De todas formas, irrita que Besson intente darle una mirada científica a semejante disparate proponiendo fragmentos documentales (o documentales apócrifos) para imbuir la historia de un halo de cierto rigor científico tanto con el uso de una voz en off semi-libro de autoayuda y de las disertaciones del personaje de Freeman, para intentar convencernos de que todo lo absurdo que plantea en su historia y su guión, tienen visos de coherencia. Demasiado pretencioso.

Tal como pasaba en "Familia Peligrosa", Besson pierde el timón a mitad de la película y la historia deja de ser la protagonista para dejar lugar a un festival de acción vertiginosa pero no mucho más que eso.

Tal como apuntamos anteriormente, un acertado casting (Johansson - Freeman y el villano de turno encarnado por Min-Sik) junto con la excelente factura técnica con la que se maneja el director en todas sus producciones salvan las papas del fuego a un guión completamente intrascendente, adocenado, sin alma y por sobre todas las cosas, sin nada nuevo que aportar.