Lucky

Crítica de Melody San Luis - Fancinema

LA VEJEZ ES UNA GRAN OCURRENCIA

Podríamos decir que Lucky es una película de personaje, en la que todos los elementos están supeditados a él. La minuciosa y delicada narración que entabla el film le permite explotar el cómo por sobre la historia. Es así que la película vuelve significativas diferentes escenas de la cotidianidad de un hombre en sus últimos años de vida.

Hay un proverbio africano que dice “para educar a un niño hace falta una comunidad entera”. Bien se podría aplicar a la vejez. En Lucky, vemos cómo un hombre necesita de todo un pueblo para pasar sus últimos años de vida. Este es un film que logra explorar la amistad. La rebeldía característica de este personaje lo hacen una persona especial y foco de la atención cuando aparece en cualquier lugar. Él representa un espectáculo en sí mismo.

La estética del personaje es una de las herramientas que se utiliza para generar una mayor atracción Cuando su cuerpo se ha vuelto débil y arrugado, como podemos verlo en su pijama de pantalón corto y musculosa, en su mente aún cabe un espíritu a lo John Wayne, su ídolo. Su look es característico: un sombrero, camisa oscura, campera con bolsillos, pantalón de jean y botas texanas. Sus creencias y actitudes se han quedado en el tiempo. Le cuesta entender que la mujer ocupe lugares de toma decisión, como también se sorprende cuando dos hombres se besan. Lo vemos realizando una rutina de ejercicios diarios como los haría en su juventud. Es posible observar cómo le es inadmisible ser un hombre y a la vez ser débil y tenerle miedo a la muerte. El ambiente es otro de los aspectos que también funciona describiendo al personaje. Es posible observar los espacios abiertos y desolados, con un estilo desértico del western. La casa es ordenada y austera, con objetos avejentados. Vemos también una televisión moderna en la que aparecen programas de cuando él era joven y un cuadro de cuando él era marino.

Lucky es un personaje testarudo, tranquilo pero inquieto, rudo pero también querible. Con sus 90 años empieza a darse cuenta de que ha envejecido y que la muerte le es próxima. Aún viviendo sólo y sin tener una familia, este hombre formó vínculo con las personas con las que contacta a diario, los mozos del café, la kiosquera y los clientes habitué de un bar. Todos aquellos perciben el miedo de aquel hombre y aun sin demostrárselo lo contienen desde la escucha. Las conversaciones que entablan son de carácter simple, pero alcanzan una profundidad tal que se tornan filosóficas. La muerte, la amistad y el amor son algunos de los tópicos que desarrollan. El mal genio de Lucky le da un giro a los diálogos en los que plantea siempre una disputa. Lejos de verlo como algo provocativo, sus amigos entienden el juego que él propone y redoblan sus apuestas peleándolo, pero sin nunca perder la ternura. Los momentos de diálogo que genera el film son atractivos y dejan lucir a cada uno de los personajes. La vejez da lugar a las ocurrencias, y en este caso, las amistades de Lucky desarrollan con él conversaciones disparatadas.

Lucky representa a esos personajes que no dejan nunca de sorprender. Uno aprende a quererlo por su sencillez y brillo propio. Quizás una de las escenas en las que más se luce es en la que canta un bolero en castellano. Pero no sería tan llamativa si no contara con un cuidado trabajo de guión.