Luchando con mi familia

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Luchando con mi familia (Fighting with My Family, Gran Bretaña, 2019) es una de esas películas que hace fácil algo que en realidad no lo es: ser genuina y creíblemente adorables de punta a punta. La historia de la familia Knight, un clan que dedica toda su vida a la lucha libre, es tan graciosa como emocionante. Son como Los locos Addams del catch. Desde niños Saraya y Zak han crecido con sus padres Ricky (Nick Frost) y Julia (Lena Headey), ambos luchadores, enseñándoles el arte de la lucha. No conocen otro mundo, no les preocupa otro mundo, son felices así, unidos, peleando en familia. La lucha, en su pequeña localidad inglesa, es una manera de sacar a los chicos de la calle, ayudar a la comunidad, hacer la diferencia con genuina bondad.

Saraya (Florence Pugh) y Zak (Jack Lowden) han crecido y son luchadores en su localidad. Pero también han crecido mirando a Estados Unidos, donde la lucha es un fenómeno masivo y donde la WWE (World Wrestling Entertainment) es el gran sueño para los enamorados de la lucha. Cuando aparece la oportunidad de ir a una audición para formar parte de la WWE, ambos hermanos se preparan para ser parte. Aparecerá Dwayne Johnson interpretándose a sí mismo y Hutch (Vince Vaughn) un reclutador exigente pero justo, implacable con los aspirantes a luchadores.

Luchando con mi familia es una película de deportes, como Rocky, pero con más humor, aunque no le falta el drama. También es una película sobre el amor de familia, sobre la solidaridad entre mujeres, en contra de los prejuicios que van en todas las direcciones, en un espíritu realmente luminoso. A otra película que se parece es a Un equipo muy especial (A League of Their Own, Estados Unidos, 1992) de Penny Marshall. Cuando Paige (nombre artístico de Saraya) conoce a las tres súper modelos candidatas a ser Divas de la WWE, ella también desconfía, como ellas desconfían de Paige. Pero luego descubrirá la humanidad en ellas, los conflictos, los problemas, las historias detrás del brillo de las luces de la lucha. Es emocionante ver a esas amigas unidas, como lo es también el amor que se tienen en la familia Knight.

Gran comedia, excelente película deportiva, emocionante hasta las lágrimas, completamente divertida y con un corazón gigante. El responsable detrás de esta película es el actor británico Stephen Merchant, acá como director, guionista, además de haberse reservado un pequeño rol secundario. Luchando con mi familia es la clase de películas donde todo funciona y donde el espectador se siente feliz con la historia. Es de una nobleza absoluta, una rareza a pesar de que juega al juego más genuino del cine, el del clasicismo sin fisuras.