Lucha. Jugando con lo imposible

Crítica de Horacio Bilbao - Clarín

Camino a la gloria

Talento, dedicación y magia de una gran deportista argentina, desde una perspectiva única y emotiva

La sensible transmisión de épica, emoción y frescura que logra Lucha, jugando con lo imposible, emana naturalmente de su protagonista. Para propios y extraños al contexto del hockey, el documental de Ana Quiroga abre un mundo apasionante. Cuenta, centrándose única y felizmente en la faceta deportiva, una historia de amor y de entrega, la de Luciana Aymar, dicen, la mejor jugadora de la historia. De factura tradicional, el documental tiene como primer acierto la decisión de salir a filmar el que sería el último Mundial de Aymar, en La Haya, 2014. Y desde esa perspectiva, desde el anunciado final de una historia grande (un punto de partida común a varios documentales del género), vemos cómo se fue construyendo la carrera deportiva de una mujer que fue cuatro veces medallista olímpica, doble campeona mundial, a quien eligieron nada menos que ocho veces como la mejor jugadora del mundo, y lo vemos todo desde la emoción de la despedida.

Más allá del paso por sus clubes de la infancia, el Fisherton y el Jockey de Rosario, hay muy poca vida íntima, familiar, y es otro acierto, que todo se reduzca al hockey, que es su vida, sutilmente homenajeado como deporte de equipo a través de esta historia personal y coral a la vez, con sus compañeras de siempre contribuyendo al retrato.

Si las imágenes nos sumergen desde el comienzo entre jugadas mágicas que deslumbran a cualquier ignoto, en una sumatoria de proezas increíbles que incluyen su impronta pegada al nacimiento de Las Leonas, una selección que convirtió al hockey en un deporte popular (o casi) en nuestro país, esa decisión de empezar por el final tiene en el azar un aliciente más. Luciana se lesiona en su último Mundial, y el conflicto emocional que le plantea ese hecho se convierte en un drama psicológico propio de un ficción, pero absolutamente real para la película.

Vimos su sacrificio, gozamos con su talento y con todos los logros del equipo, pero ahora una imagen fría como la de una conferencia de prensa puede desatar una crisis. La enorme batalla de una jugadora que dejó todo por el deporte que ama durante más de 20 años, brota espasmódica, con un sentimiento de pérdida desgarrador. De allí también surgen las preguntas, comunes a todos aquéllos que entregan todo y que un buen día deben volver a luchar, volver a empezar.