Luces rojas

Crítica de Nicolás Manca - El Espectador Avezado

Me gusta ir a ver las películas sabiendo lo menos que pueda de ellas. De esta forma no me genero demasiadas expectativas, no me veo condicionado por otras opiniones y puedo ser lo más objetivo posible, si es que existe la objetividad, a la hora de juzgarla.

En este caso sabía que la película estaba escrita y dirigida por Rodrigo Cortés (me encantó “Buried” y no me gustó, para ser un tanto eufemístico, “Emergo”). Por lo tanto no sabía si el film era un thriller o una película de terror, y en los primeros minutos me incliné por esta segunda opción. Por suerte me equivoqué.

El film es un thriller y trata sobre dos científicos que se encargan de investigar los diferentes fenómenos paranormales con el fin de declararlos fraudulentos. Ellos son la renombrada Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y su genial aprendiz Tom Buckley (Cillian Murphy).

Cuando, luego de una ausencia de treinta años, reaparece un adivino y mentalista ciego llamado Simon Silver, interpretado por Robert De Niro, es cuando los problemas comienzan. Silver es el único médium que la Dra. Matheson no ha podido atrapar realizando fraude. Tom Buckely termina por obsesionarse con el mismo lo que lo llevará a una peligrosa carrera para demostrar la falsedad de Silver, carrera en donde varias vidas se pondrán en riesgo.

Lo más atractivo del film es sin lugar a dudas el reparto. En este se destaca la pareja de protagonistas, Weaver y Murphy, ambos con grandes actuaciones, en papeles que son bastante exigentes, sobre todo el de este último. Bobby De Niro dejó de tener ganas de actuar hace años. Yo realmente creo que lo hace por costumbre ya. No se luce, como ya sabemos, de acuerdo a su presente actoral.

Dentro de los actores de reparto tenemos a Elizabeth Olsen (La hermanita menor de las gemelas), que recién está comenzando su carrera actoral, pero se puede apreciar que tiene talento (hace poco vi y reseñé “Silent House” y ella realmente se lució). Joely Richardson (Julia McNamara en la irreverente Nip/Tuck) interpreta a la manager de Simon Silver, y si bien tiene un papel menor, se puede apreciar su capacidad actoral. Y Finalmente tenemos a “nuestro” Leo Sbaraglia, que interpreta a un mentalista, quien por supuesto es un fraude. Solo aparece en dos escenas, pero está muy bien, sobre todo en la última.

La dirección no terminó por convencerme. Puede ser que cómo sabía que el director era Rodrigo Cortés, yo esperase un poco más del film, pero me pareció demasiado obvio en algunos momentos. Yo entiendo que en los parámetros del cine de Hollywood uno tiene que mencionar las cosas tres veces para que el espectador se dé cuenta de la misma, pero se puede ser un poco más sutil. Tomemos la escena donde se nos presenta a Simon Silver. Primero lo vemos que camina por un avión tocando las paredes, luego vemos que se enoja cuando alguien le ofrece ayuda, y por último lo vemos que sale con anteojos de sol a la escalera para bajar del avión. Si todavía no te habías dado cuenta de que él es ciego, no te preocupes, porque él se saca los anteojos de sol y podemos verle los ojos, que son de ese color lechoso y mirada perdida, típico de los ciegos.
Si el film es predecible, y realmente el mismo apunta a sorprenderte, quiere decir que algo falla. El guión por lo tanto no es efectivo. Si bien los diálogos son creíbles y hay varias escenas que te generan escalofríos y hay otras muy bien realizadas, la opinión general que me queda tanto de la dirección cómo del guión no es del todo positiva.
Si te gustan los thrillers, si querés disfrutar de un gran reparto en su mayoría bien aprovechado, si te gustan los sustos, aunque no es una película de terror tiene varios, y si querés sentirte estúpidamente orgulloso de ver a un gran actor argentino compartiendo cartel con las estrellas de Hollywood te recomiendo ir a ver “Red Lights”. Te vas enterar de ciertos trucos que tienen los mentalistas a su disposición a la hora de engañarte. Pero te vas a dar cuenta del más importante de todos, y es que vos querés creer, por lo tanto vas a hacer lo que puedas para engañarte a vos mismo.