Luces rojas

Crítica de Ezequiel Coniglio - Cinezalco

Retomando algunas clases universitarias y analizando el filme, recuerdo las palabras de un gran profesor: “El protagonista no siempre es el primer actor”. Pero aquí no importa solamente eso. La película respeta los tiempos de Hollywood, introduce respuestas a preguntas básicas (y reveladoras), y tiene un punto de quiebre minuciosamente marcado. Todo esto convierte a “Luces Rojas” en un gran thriller.

Luces rojas cuenta cómo dos científicos investigadores de fraudes paranormales, la veterana doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y su joven ayudante Tom Buckley (Cillian Murphy), estudian los más diversos fenómenos metapsíquicos con la intención de demostrar su origen fraudulento. Simon Silver (Robert De Niro), legendario psíquico, tal vez el dotado más célebre de todos los tiempos, reaparece después de treinta años de enigmática ausencia para convertirse en el mayor desafío mundial para la Ciencia ortodoxa y los escépticos profesionales.

¿Cómo retomar un tema tan trillado como “lo paranormal”? ¿Cómo darle una vuelta de rosca sin caer en los típicos finales? Una vez más el director español Rodrigo Cortés demuestra su capacidad de entrometerse en Hollywood y satisfacer. Es que después del éxito de “Enterrado” en 2010 no podía ser menos y decidió apostar a lo grande.

Cortés convocó un gran reparto de actores, de la talla de Robert De Niro, Sigourney Weaver, Cillian Murphy, Toby Jones y Leonardo Sbaraglia (si, Leo Sbaraglia el argentino) que brillan durante todo el filme. Enfrentó una temática más que usada en estos días y le introdujo giros narrativos, vertiginosidad, bastante suspenso y un giro final que nos hace repensar toda la película.

Esta bien, no todo es color de rosa. Hay que prestarle bastante atención al filme. Si bien tiene un buen ritmo, tiene gran cantidad de diálogo y la trama se enreda a medida que pasan los minutos. Es por eso que digo que dan ganas de verla nuevamente, al estilo “Sexto Sentido”, para prestar atención a otros detalles.

No es malo recordar que el director sabe muy bien como marcar los climas, como generar los suspensos y la iluminación de la película ayuda mucho a crear ambientes. En todo esto, la edición final aporta gran fluidez a un filme que no se hace monótono ni aburrido y que tiene dos momentos bien marcados en la narración.

Sin dudas, una nueva y buena película del director español que los mantendrá atentos de principio a fin en las butacas del cine. Y recuerden: “El protagonista no siempre es el primer actor”.