Love punch

Crítica de Patricia Relats - El Espectador Avezado

No sé si a ustedes les pasa, pero suelo encariñarme con ciertos actores y actrices. Eso significa que por más que hagan una sarta de catástrofes fílmicas, cuentan con mi voto y Emma Thompson es una de ellas. Debería quitarle mi voto cuando ya llevo más tropiezos que otra cosa.
Esta es la historia de un divorcio amistoso que en determinado momento debe juntar fuerzas porque el marido tiene los fondos congelados y con eso se quedarían bastante vulnerables. En el medio, tenemos que hacer énfasis en la química de los dos (claro), librarnos de la descendencia desde los primeros minutos del film y remarcar que todos los amigos creen que están locos por no estar juntos.
Mientras el plan empieza a dares con forma de venganza, por suerte las locaciones están pensadas por un agente de turismo: París, Londres y la Ribera Francesa. Sumamos a los ex vecinos que están locamente enamorados para terminar de subir la temperatura.
No tengo nada contra el cine de género, de hecho es de los que más me gusta, pero me rehuso a pensar que una comedia tiene que ser una seguidilla de gags sin alma, en los que las situaciones ridículas nos llevan desde ver a estos 4 actores entrados en años caminar por la playa vestidos de buzos, hasta pelucas ridículas y chistes obvios sobre su supuesta vejez con clásicos del rock de fondo entonces se nos prende la nostalgia. Los guionistas, ¿Asumen que uno en los 50s se convierte en eso?
¿Qué es lo que verdaderamente duele de esta película? Que aunque empiecen a jugar a los espías y hagan una parodia ridícula, aún así queremos que al menos una escena tenga alma. Pierce sigue siendo encantador y queremos que nos enamore, Emma sigue siendo maravillosa y tierna y queremos adorarla. El material termina siendo un poco el sentimiento de querer que la borrachera se le pase a nuestros tíos queridos o termine la fiesta.
El director y escritor es Joel Hopkins, el mismo que ya dirigió a Emma junto al enorme Dustin Hoffman en “Una última oportunidad” (Last Chance Harvey), que carecía de momentos hilarantes, pero le sobrabra alma: eran personajes con profundidad y corazón y una astucia lo suficientemente atrayente como para verla varias veces. Esta película, la olvidás a los dos segundos de salir de sala.
Aún así, solo por la química que tienen los dos, les diría que alguna sonrisa te termina arrancando. O será, como siempre, mis ganas de perdonar a Emma.