Los Vengadores: Infinity War

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

La lista de invitados a la fiesta es interminable, puede ser agotador ver a tantos tan buenos actores todos juntos encarnando personajes que ya les quedarán iconicamente.

Como decía Jean Claude Carriere en su libro “La película que no se ve” (edición Paidos) Marlon Brando será para siempre, en cine, la imagen de Napoleón Bonaparte.

Todos tienen su momento de lucimiento, Robert Downey Jr.(Tony Stark / Iron Man), Benedict Cumberbatch (Dr. Strange), Scarlett Johansson (Natasha Romanoff / Black Widow), Mark Ruffalo, (Bruce Banner/Hulk), Chris Hemsworth (Thor), Chris Evans (Steve Rogers / Capitan America), Don Cheadle (James Rhodes / War Machine), Tom Holland (Peter Parker / Spiderman), Zoe Saldana (Gamora), Paul Bettany (Vision) Elizabeth Olsen (Wanda Maximoff / Scarlet Witch), una fugaz aparición de Gweyneth Paltrow (Pepper Potts), agreguemos a Bradley Cooper y Vin Diesel dandoles las voces a Rocket y a Groot respectivamente (¿x suerte el segundo habla poco?).

No podría faltar el malo de turno y sus secuaces, indestructible mire, Josh Brolin (Thanos), el motivo por el cual los invitados se unen.

Además de Samuel L. Jackson (Nick Fury), quien cierra el filme y le da apertura a la continuación. Para verlo hay que quedarse hasta el final de los créditos, mínimo 13 minutos.

Se sabe perfectamente que nos ofrecen, que vamos a ver, sólo confirmar o no si está bien realizado y esto queda establecido en los primeros minutos, por lo cual resta entregarse y divertirse.

¡Ah! ¿la historia? Casi mínima. Thanos quiere apoderarse de las piedras preciosas del infinito, lo que hará que su poder sea inconmensurable, estas se encuentran dispersas por el universo, y no hablamos del universo humano sino el universo de Marvel.

El buen planteamiento del conflicto, su construcción, desarrollo posterior y sostenimiento a lo largo de todo el relato, escenas de batallas incluidas, hace que las casi dos horas y media que dura esta primera parte no se sientan ni alargadas ni intolerables.

Claro que la aparición de todos y cada uno de los nombrados, (y hay más), ayudan a que el devenir de la narración fluya sin dificultad, el humor no podía estar ausente, pero está en la medida justa, casi que distiende.

El otro punto alto es la multidimensionalidad del antagonista de los súper héroes, no es el villano por antonomasia, tiene distintas facetas, puede ser un aterrador asesino frío y calculador, como demostrar que hay sentimientos encontrados en su interior, sensibilidad por sus afectos. Él cree estar haciendo lo correcto, que su idea de buscar el equilibrio y la armonía es justa, el problema es que la mitad de los seres vivos deben perecer para lograr su objetivo.

A eso se oponen nuestros salvadores.

También dentro de estos hay matices nuevos, como un superhéroe que expresa angustioso su deseo de no querer morir, o aquel que prioriza su amistad al resto, los sacrificados siempre estuvieron, están y estarán.

Todo esta sustentado por la calidad de la digitalización de la imagen, ya que se observa como natural, claro dentro de la propia creación.

No busquemos la obra de arte cinematográfica, Marvel estuvo 10 años construyendo su mundo para este supuesto final en dos partes.

Pero los géneros de la animación y de los cómics permiten licencias de inverosimilitudes que son siempre aceptadas y casi bienvenidas por sus fanáticos. De última para ellos es esta producción.