Los trabajos y los días

Crítica de Ezequiel Boetti - Otros Cines

Los trabajos y los días fue el proyecto ganador del concurso 25 años de creación en la categoría Historia del CETC. Si bien se trata de una iniciativa de la entidad cuyo funcionamiento opera como objeto de estudio, la brevísima película del director de Sábado, Los suicidas, Las Vegas, Adán Buenosayres: la película y Victoria está muy lejos de los tópicos y las taras habituales de los documentales “oficiales”.

Sucede que a Juan Villegas le interesa menos la mera enunciación de datos que el minucioso registro del día a día de lo que ocurre en las instalaciones del Centro de Experimentación del Teatro Colón, cuya fundación fue motorizada principalmente por su primer director, el pianista y compositor Gerardo Gandini. De allí, entonces, que Los trabajos y los días empiece y culmine con dos fragmentos de Esas cuatro notas (2004), de Rafael Filippelli, que tienen a Gandini sentado ante su instrumento.

Ambas secuencias son las únicas que podrían catalogarse como homenaje. Por fuera de eso, Villegas apuesta por una cámara fija y una búsqueda de transparentar el dispositivo para filmar los engranajes que hacen funcionar esta institución (¿alguien dijo Frederic Wiseman?), todo en el marco de los ensayos de una puesta del concierto In nomine lucis.

Villegas muestra las situaciones que enfrentan los trabajadores del lugar de cara a la puesta. Situaciones que siempre son solucionadas. Hay, entre otras cosas, preguntas de un músico sobre si su instrumento estará seguro, dudas sobre cuál es la mejor tonalidad para la iluminación o cómo conseguir determinados elementos para la sala. “Una institución es una idea llevada a la práctica”, dice una de las entrevistadas en off, mientras la imagen muestra a un grupo trabajando. De la distancia que va del dicho al hecho se ocupa este documental tan pequeño como valioso.