Los santos sucios

Crítica de Marcelo Oliveri - El rincón del cinéfilo

No tan santos... entre la ficción y la realidad

Luis Ortega con apenas 30 años de edad ha dado muestras suficientes con su tercer largo de que es un director atípico. Es más, muchos suelen decir no parece hijo de Palito Ortega..

Su ópera prima, “Caja negra” (2001), nos sumergía en un submundo marginal pocas veces visto en el cine argentino, su segundo largo, “Monoblock” (2004), volvía a demostrar que algo diferente sería su camino en el mundo del cine. Y no nos equivocamos.

En “Los santos sucios” se supo rodear de un excelente actor como es Alejandro Urdapilleta y crea una atmósfera y un clima de fin de mundo pocas veces filmado.

¿Son sobrevivientes? ¿Son seres de otra galaxia que quedaron solos en el mundo? Estos pueden ser los interrogantes y las preguntas que nos planteamos al comenzar el filme.

Con escenarios apocalípticos, personajes extraños (un chico rengo), una muchacha que le dicen la Monito (Juncadella) que extasiada por el micromundo rompe lo destruido, son las bases con los que Luis Ortega (quien también actúa) plantea “Los santos sucios”.

Ficción, realidad, poco es lo que importa. Aquí hay una historia diferente que atrapa al espectador termina por meterlo en un mundo feo... pero que es real.

A Luis Ortega hay que destacarle muchas cosas: hace un cine diferente, no busca lo comercial y no le importa el que dirán. Y eso, en esta obra, se nota más que nunca.

Sus protagonistas no son ni carilindos ni galancitos. Son seres de carne y hueso que habitan su mundo. Un mundo que no parece tan ficticio.