Los santos sucios

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Jinetes del Apocalipsis

Después de Caja negra y Monobloc, el director Luis Ortega ambienta su relato en una ciudad en ruinas y en un futuro post-apocalíptico que dejó a un grupo de humanos a la deriva.

"Sólo les quedaba cruzar las grandes aguas" asegura el narrador de Los Santos Sucios, un film difícil de clasificar e impulsado por seis sobrevivientes que deben cruzar un río para escapar de un destino trágico. De este modo, desfilan por la pantalla Rey (Alejandro Urdapilleta) y Cielo (Luis Ortega), dos hombres unidos por una relación que no se explica demasiado.

En sus horas de espera y peregrinaje, se suman el Mudo; un campanero; un niño enano y Monito (Martina Juncadella). Todos son parte de la misma pesadilla que expone desolación, temores y un estado "casi salvaje". El film se permite una escena onírica y muy pocas palabras, con una historia que queda siempre en un segundo plano.

La correctísima dirección de arte de Anna Carnovale privilegia los parajes desolados, los autos abandonados y las ruinas de una ciudad que ya no está. El grupo representa distintos aspectos de habitantes de una sociedad devastada (el que no habla y el que se anima a más) y un final con arenas blancas que simboliza, posiblemente, la salvación. Un trabajo alejado de lo "comercial" pero, no por eso, menos atendible.