Los relocalizados

Crítica de María Bertoni - Espectadores

"El desarraigo masivo y forzoso constituye una agresión total sobre el individuo y el cuerpo social… Esta situación se agrava cuando la población afectada pertenece a los sectores mas pobres y con menor peso político dentro de una sociedad.
(…)
Casi por norma los proyectos de desarrollo son envueltos en un ropaje ideológico que postula su naturaleza progresista, su anclaje en el interés público y en los beneficios que acarreará para todos. Muchas de estas consideraciones tienen alguna validez, pero con demasiada frecuencia conducen a minimizar el costo social de esos emprendimientos“.

Leopoldo Bartolomé en la introducción de Relocalizados. Antropología social de las poblaciones desplazadas.

Los relocalizados cautiva apenas comienza, con imágenes de las entrañas del albergue Warnes poco antes de su demolición en 1991. No se trata de material de archivo televisivo, sino de registros que el director Darío Arcella tomó con Luis Campos 27 años atrás, cuando retrataron a los sin-techo que encontraron refugio en el complejo hospitalario que el gobierno peronista empezó a construir en 1951, y que la Revolución Libertadora de 1955 condenó al abandono.

A partir de esas primeras imágenes, los espectadores que no vimos el documental resultante –Warnes aparte, estrenado en 1990– presentimos que Los relocalizados también ofrece una aproximación única. Y así es, en parte porque Arcella vuelve a observar con lucidez y sensibilidad, esta vez sin Campos pero con integrantes de la comunidad retratada en el marco de la Buenos Aires administrada por el intendente Carlos Grosso.

En este punto corresponde contar que, en diciembre de 1990, los ocupantes del Warnes fueron trasladados por instrucción judicial al flamante barrio Ramón Carrillo, especialmente montado para alojarlos y en principio contentarlos. El segundo largometraje de Arcella describe el presente de las personas reubicadas, después de que pasaron casi tres décadas desde aquella mudanza tan apresurada como impuesta.

La idea de una nueva película empezó a gestarse en 2011, a raíz de una proyección de Warnes aparte en el Ramón Carrillo. En la charla-debate posterior, los espectadores veteranos recordaron entretelones del desalojo, los jóvenes quisieron saber más, y todos reconocieron la necesidad de contar la historia del barrio, con testimonios de los viejos warneros, de sus hijos, de los vecinos sin relación con el albergue.

A partir de esta inquietud, Arcella coordinó los talleres de narración cinematográfica donde se pre-produjo el film. La autoría compartida con los vecinos explica la capacidad para desentrañar el alma de esta comunidad y, por carácter transitivo, aquélla de los argentinos más perjudicados por la histórica crisis habitacional que ningún gobierno revierte.

Los relocalizados constituye un botón de muestra de la suerte que la llamada “vivienda social” corrió en nuestro país. La precariedad estructural del Ramón Carrillo ilustra la implementación de soluciones cortoplacistas tan perjudiciales que en este caso embellecen el recuerdo de la vida warnera.

La película de Arcella es también la crónica de una de las tantas luchas comunitarias por el techo propio. Por eso vale relacionarla con la memorable Errantes de Lisandro González Ursi y Diego Carabelli.