Los que vuelven

Crítica de Silvina Rival - Subjetiva

En este tercer largometraje de Laura Casabé, después de El hada buena, una fábula peronista (2009) y La valija de Benavidez (2016), la directora indaga por primera vez en el género de terror ambientando la historia en una selva misionera salvaje de comienzos del siglo XX. La película, que ya se había estrenado oportunamente en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, podrá disfrutarse en la nueva modalidad de autocine (San Isidro) además de en CineAr TV.

Antes de la primera escena, Los que vuelven hace referencia a un ser, entidad, figura mítica de los guaraníes. Se trata de la Iguazú y es definida en estos términos: “Desde el inicio de los tiempos ella habita el corazón del monte. En cada gota de agua, es dadora y destructora a su capricho y voluntad. Sabemos que invocarla está prohibido. Y romper ese pacto trae consecuencias”. Esta leyenda local es la estructura que determina sucesos provocados sin duda por su llamado y consecuencias posteriores, pero también todo lo que acontece en las relaciones entre ese pueblo originario y sus opresores terratenientes.

Mariano (Alberto Ajaka) y Julia (María Soldi) son un matrimonio poseedor de una plantación de yerba mate. La relación entre mensúes originarios de la zona y los descendientes de colonizadores resulta de una tensión que prepara el caldo de cultivo ideal para la emergencia de lo ominoso y lo siniestro. Con pocos recursos, la directora logra generar ambientes y atmósferas que van desde la sensación de opresión a la emergencia de un terror más basado en la sugestión que en lo monstruoso como algo palpable. A este vínculo central, se suman la relación entre Kerana -interpretada por Lali González, actriz de 7 cajas-, y Julia, así como entre Kerana y Mariano. Esto complejiza y enriquece la trama histórica ya que permite adentrarnos en el rol que la mujer eurocéntrica y nativa desempeñan en la época.

No estamos adelantado ningún misterio al hablar de los muertos que retornan. No está aquí el suspenso de la película, además de que resulta ser un elemento presente desde los primeros minutos. ¿Qué estatuto darle a esa entidad en este film de época? El muerto que retorna y reclama, puede ser también aquí la historia de un pueblo que se revela y hace del victimario la víctima, como si pudiera fantasearse un final diferente para los pueblos originarios luego de la Conquista del Desierto. Pero también, ese no muerto es la manifestación de la delgada línea entre la civilización y barbarie, como si se tratara de dos polos intercambiables. Lo interesante es que las lecturas respecto del estatuto del muerto que regresa es de una amplitud inquietante que no se agota en dos o tres opciones. Está claro que no son zombies al acecho, ni siquiera podría decirse que la venganza está como prioridad en todos ellos. En definitiva, esos seres ya estaban muertos en vida y también son la representación que el hombre blanco ya tiene de ellos (los salvajes) antes de que sean muertos que reviven.

Metáfora y figuración, por un lado, literalidad por el otro, Los que vuelven combina de manera eficiente lo histórico y social con las pautas del género de terror y de suspenso. Si se demanda a la película una adscripción al realismo social, el espectador podría sentirse decepcionado si el explotado está caracterizado de una manera demasiado fantasiosa –poseído por la Iguazú digamos-. Al contrario, si solo se le exige a la trama monstruos y muertos, se perderá la dimensión histórica que la historia retrata. Así que no hay que dejarse engañar con la idea de que se trata de un film de género (terror) que invita a una modalidad de recepción clara. Al contrario, dejemos las expectativas en casa y sorprendámonos en el espacio abierto del autocine.

LOS QUE VUELVEN
Los que vuelven. Argentina, 2019.
Dirección: Laura Casabé. Intérpretes: María Soldi, Lali Gonzalez, Alberto Ajaka Guión: Paulo Soria, Lisandro Bera, Laura Casabé. Montaje: Luz López Mañe, Daniel Casabé. Diseño de sonido: Santiago Fumagalli. Dirección de fotografía: Leonardo Nermo. Producción: Alejandro Israel. Música: Leo Martinelli. Productora: Aji Molido. Co-producción: Lo que quedaba films, Mostra, Monte Cine. Duración: 92 minutos.