Los que aman, odian

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Sin duda alguna Los que aman odian es una propuesta muy diferente del cine argentino. No todos los días podemos ver una película de género situada en la década del cuarenta protagonizada por Guillermo Francella.
Ya con eso alcanza y sobra como para pagar una entrada, por la mera curiosidad. Y por fortuna el film complace.
Tiene un nivel de producción muy grande y muy bien utilizado. O sea, no es solo el dinero invertido lo que se destaca sino cómo se usó.
El departamento de arte hizo un laburo magnífico en la recreación de época en todos los detalles, lo mismo sucede con el vestuario.
Pero me quiero detener en la escala, porque vemos desde una mansión/hotel espectacular hasta un tren a locomotora recreado de manera brillante.
También hay un muy buen uso sutil de VFX en estas cuestiones y otras tales como la creación de tormentas de arena.
El director Alejandro Maci orquestó muy bien a todo su equipo y delibera una buena narración audiovisual aunque no invente nada.
El otro punto importante para analizar es el tono, porque nos encontramos con un thriller/policial al mejor estilo Agatha Christie, con todo lo que ello puede conllevar.
La gran contra es que ya fue muy utilizado, aunque no tanto en nuestro país y menos en el cine moderno. De ahí la ironía de un redescubrimiento para el género.
Segundo: las interpretaciones. Si bien están todas muy bien, a muchos les podrán parecer sobreactuadas. Pero la realidad es que distan de eso.
Los personajes se mueven y hablan así por la época y por el protocolo. Son todos de alta alcurnia y lo hacen notar.
La gran conglomeración de ello es Luisana Lopilato, quien interpreta a una muy hipnótica mujer llamada Luisa.
Es Guillermo Francella quien se para justo en el medio de ese histrionismo y la solemnidad, tanta la inherente de su personaje como la que él le aporta.
No “francellea” ni una vez en toda la película. A priori eso parecería un pecado pero la verdad es que en este film no tienen cabida esas expresiones que nos encantan a los argentinos.
El resto del elenco está muy bien. Sobretodo Justina Bustos, quien de a poco va creciendo y se perfila como una de las mejores actrices de su generación.
Los que aman odian es una experiencia diferente que seguro generará amantes y detractores. Lo cierto es que nos encontramos con un film de realización impecable y con performances que se animaron a salir del molde y romper esquemas modernos.
Una muy buena película que merece ser vista en el cine.