Los Pitufos 2

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Una historia clásica para los más chicos

Los Pitufos, en 2011, significó la irrupción en cine de estos seres azules que adoptaron los chicos de los 90 y que ahora tendrían oportunidad de conquistar a una nueva generación.
Entonces se contaba que los habitantes del mundo mágico que lidera Papá Pitufo, caían en el parque el Central Park, procurando escapar de las garras del malvado Gargamel (Hank Azaria). En Nueva York se encontraban con Patrick Winslow (Neil Patrick Harris, Cómo conocí a vuestra madre) y su esposa Grace (Jayma Mays, Glee), quienes le ayudaron a salir airosos del enredo.
Suceso de boletería, merecía su secuela --y alguna más tendrá--. Es la que se encuentra en pantalla esta semana. Cuenta que el cruel Gargamel regresa con más fuerza que nunca para poder robar a los Pitufos la más pura esencia de su magia. Para eso --y así como alguna vez creó a la Pitufina--dio vida a dos nuevos seres, Vexy y Hackus, pero que resultaron fallidos.
Entonces Gargamel recurre a un plan B: usando a esos mismos engendros, secuestrar a la Pitufina --provista de magia por Papá Pitufo, quien la volvió un ser esperanzado y lleno de bondad-- y trasladarla a París, donde el hechicero se hizo famoso con un show que llegó a la marquesina del teatro de la Opera.
Nuevamente, los Pitufos tendrán que salir de su mundo para encontrar el remedio contra los ataques del Mal y, como es de esperar, precisarán de la ayuda de sus viejos amigos Patrick y Grace, su pequeño hijo, y el padre adoptivo de Patrick.
En este relato que vuelve a mezclar actuaciones humanas en escenarios reales y animación, se recurre a una variante antecedente de los personajes creados por Peyo para la gráfica: en la quinta temporada de esta serie donde la única fémina es Pitufina, apareció Sassette, una niña creada por Papá Pitufo para que fuese amiga de Pitufina. Pero no se llevaban bien porque Sassette era medio "varonera".
Vexy, de estilo roquero, parece no tener que ver con la dulce Pitufina, aunque conforme avance la historia, ambas tendrán oportunidad de reconocer quiénes son en realidad y cuánto las une. En el mundo humano, una subtrama tendrá una solución similar.
Mientras tanto, la historia transcurrirá entretenida, con algunas escenas exteriores que fueron rodadas en París y el viejo Montreal, un conjunto que ofrece una suerte de paseo turístico, para vista de los adultos mientras los pequeños disfrutan de el cuento.
Sucede que Los Pitufos es una historia destinada a la franja de edad más pequeña de entre el público cinéfilo, y no es mucho lo que su trama destina para los mayores. Por tanto se trata de la clase de películas que los padres pueden utilizar para introducir a sus hijos en el mundo cinéfilo.