Los paseos

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

Recorrido pedregoso por la inestabilidad del amor

El director Esteban Tabacznik se centra en una singular historia de amor y desamor en Los paseos, correcto largometraje argentino que llega al Cine Gaumont.

Por amor se vive, se sufre y se maneja. O al menos esta es la forma en la que Diego (Sergio Mayorquín) conoce a Belén (Camila Peralta), su interés romántico durante Los paseos, película dirigida por Esteban Tabacznik. Con trazo simple y delicado, la historia refleja dos vidas que se encuentran y desencuentran por medio de este sentimiento.

Diego es un estudiante de arquitectura en busca de reconocimiento e independencia y Belén, una joven cuidadora con ansias de nuevos horizontes. Él atraviesa una crisis personal hasta que es contratado para pasear en auto a la madre de un amigo. Esta mujer está asistida por Belén. Esta manera inesperada de unir a dos personas -un recorrido en auto por la ciudad- es el punto de inicio de una relación entre los jovenes.

El punto de quiebre no tarda en llegar: a pesar del vínculo construida, un hilo de complicaciones y enfrentamietos pone piedras en el camino. La instancia sirve para revelar cartas e intenciones de los personajes, engañados por amor. Los paseos está basada en una experiencia personal del cineasta, y para agrado de los espectadores, la historia parece transcurrir en una cápsula de intimidad donde somos espías de un relato singular.

La experiencia cinéfila es amena y segura, no es la clase de guión con vuelo narrativo que lleve a giros bruscos (muy interesantes de experimentar en pantalla grande pero difíciles de llevar a la escritura). Tabacznik enfoca y aborda la problemática de forma correcta, distribuyendo a lo largo de la trama claras referencias a la obra de Eric Rohmer. En síntesis, Los paseos es un filme amable sobre la sensibilidad humana.