Los olvidados

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Radiografía de La Pampa

Los Olvidados (2017), el tercer largometraje de los hermanos Onetti, Luciano y Nicolás, es un film de terror de corte slasher sobre un grupo de jóvenes acosado por una familia de psicópatas durante la filmación de un documental sobre Epecuén, un pueblo inundado completamente en 1985 debido al desbordamiento de las aguas de la Laguna homónima, conocida por su inusual nivel de salinidad.

A través de una idea trillada típica del género slasher, seis jóvenes, tres mujeres y tres hombres viajan en una vieja camioneta desde la Ciudad de Buenos Aires hasta Epecuén para realizar un documental sobre la historia del pueblo abandonado y en ruinas tras la inundación. Gracias al retroceso de las aguas ocurrido en 2009, que permite acceder al pueblo que antes estaba bajo el agua, los documentalistas filman a una mujer que viaja con ellos desde la Capital que tuvo que huir del pueblo cuando comenzó la evacuación a mitad de los años ochenta cuando era una niña y nunca pudo volver hasta ese momento. Diversas señales de peligro de distinta índole les advierten que se mantengan alejados del lugar a donde se dirigen pero los jóvenes indolentes al peligro hacen caso omiso a las exhortaciones y continúan con su camino. Rápidamente llegan a una estación de servicio cerca de Epecuén, donde conocen a una extraña y escabrosa familia del lugar con la que no tienen el mejor de los encuentros. Cuando van hacía el cementerio tras filmar unas escenas en el pueblo descubren que alguien ha cortado la manguera de la gasolina y además conocen a un extraño hombre que se ofrece a llevar a uno de ellos al pueblo más cercano. A partir de allí los jóvenes se ven envueltos en la espeluznante trama de los últimos habitantes de la ciudad en ruinas.

Los Olvidados adentra así al espectador a una serie de torturas, asesinatos, descuartizamientos, salpicaduras de sangre y vísceras, producto de una violencia desatada por parte de la locura causada por el odio sobre el porteño que permitió la tragedia en Epecuén, un encorno canalizado ahora hacía el nuevo turismo que viene a contemplar las ruinas sin gastar y hacía el turismo tradicional que ya no acude a ese pueblo que supo ser otrora un centro turístico importante al extremo oeste de la provincia de Buenos Aires, lindante con La Pampa.

Con una excelente dirección de arte a cargo de Sebastián Del Prado y una extraordinaria fotografía de Facundo Nuble, las imágenes cobran vida con desoladoras panorámicas y angustiantes primeros planos de una tierra yerma que se yergue amenazante ante los protagonistas. Se destacan principalmente las imponentes imágenes del matadero de la Villa Epecuén, obra arquitectónica de estilo futurista, emblemática del estilo de Francisco Salamone, celebre arquitecto a partir del estudio de su obra, construida principalmente como parte de un plan de modernización de la obra pública en distintas localidades de la Provincia de Buenos Aires durante la década del treinta, conocida como la década infame. El film cuenta también con una gran banda sonora acorde con la propuesta y con las escenas y además con un gran elenco del que se destacan Mirta Busnelli, Gustavo Garzón, Agustin Pardella y Germán Baudino como víctimas y victimarios de esta historia de terror.

La película de los hermanos Onetti remite a través de pequeños gestos como una remera, por ejemplo, a sus films anteriores, Francesca (2015) y Sonno Profondo (2013), dos films del subgénero de terror Giallo, pero también hay una fuerte impronta de las secuelas de la Guerra de Malvinas, acontecimiento político y militar traumático de la historia nacional y herida aún abierta, en la construcción de la idea de Nación, episodio relacionado desde esta cuestión con el abandono de Epecuén. Ambos eventos se relacionan como capítulos de un abandono por parte del Estado que comenzó con las dictaduras militares y confluyó con la crisis de los años ochenta producto de la estatización de la deuda privada. Los Olvidados es así un ejercicio de memoria que parte de una premisa sobre el abandono, la desidia, la falta de compromiso y de solidaridad que recorre la Argentina como una enfermedad como si Radiografía de la Pampa, el libro de Ezequiel Martinez Estrada, cobrara vida como legado a través del terror.

Con la idea de crear un film de terror para un público masivo los realizadores utilizan distintos recursos, efectos especiales y visuales que dan como resultado una obra de gran carácter, excelente calidad en todos los rubros técnicos pero demasiado previsible en su narración. Aunque el opus remita indefectiblemente a La Masacre de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974), no deja de ser un excelente de ejercicio de adaptación a la idiosincrasia nacional con elementos propios, pero sin tener en cuenta el paso del tiempo ni el carácter poco innovador. Los Olvidados es así una buena película nacional de terror que sube las apuestas de un género que sigue experimentado en la búsqueda de su obra maestra que la defina y marque el horizonte.