Los olvidados: cicatrices

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Los olvidados: Cicatrices, es una coproducción entre Argentina y Nueva Zelanda dirigida por el experto en cine de terror Nicolás Onetti. Aquí vuelve sobre la locación de Los olvidados (2017) el pueblo fantasma de Epecuén, ese que quedó bajo el agua y se convirtió luego en un espacio terrorífico abandona, ideal para filmar cualquier largometraje de género.

La película tiene un arriesgado prólogo en la Guerra de Malvinas, una escena que incluye canibalismo, lo que es una osada apuesta al género con un tema todavía delicado. Bienvenido sea dicho riesgo. Luego pasa a otra época, con una banda de rock británica independiente que está al final de su pobre gira, cargados de conflictos internos, y terminan en dicha zona, luego de unos roces con una joven lugareña en el último bar más cercano. No podría pasarles algo peor que llegar a ese lugar. Cuando vayan conociendo a los pocos habitantes de esos pagos, pronto descubrirán que no son lo que parecen y que están todos conectados entre sí. Lo que sigue será una pesadilla total, una masacre de tortura y muerte inimaginable.

Onetti ha dirigido varias grandes películas de terror, generalmente evocando otros títulos famosos del género. Los olvidados tenía mucho de La masacre de Texas (1974) y acá se mantiene ese tono, aunque menos cercano al coqueteo documental del cine realista de los setenta. Mezclar Malvinas resulta interesante. Porque los villanos buscan vengarse de los ingleses, pero en definitivamente son los monstruos malvados de la película, lo que descoloca cualquier bajada de línea posible sobre el tema. Menos efectiva que Los olvidados, Los olvidados: Cicatrices mantiene la calidad técnica, el cuidado visual y el estilo internacional de todas las películas de los hermanos Onetti.