Los miserables

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Stéphane acaba de unirse a la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados por el control del barrio. Montfermeil, el barrio donde ocurre la acción, es donde Víctor Hugo escribió la famosa novela Los miserables. Ese es uno de los motivos por los cuales la película se llama así. El otro probablemente, tiene que ver con la idea de un castigo extremo a un delito menor.

Stéphane intenta ser un policía duro pero decente, sin embargo sus dos nuevos compañeros de trabajo pasan el límite de la legalidad y el abuso de poder en varias situaciones. Esto genera un conflicto que va creciendo hasta que llega el momento en el cual se ven acorralados por un grupo de niños y adolescentes que les arrojan cosas a los tres policías. A todos los conflictos ya existentes se sumará uno nuevo cuando hieren a uno de los niños al intentar defenderse.

Al estilo del film Día de entrenamiento la película crece en dramatismo y claustrofobia y su retrato de una Francia urbana en conflicto se vuelve agobiante. Lejos de las postales turísticas conocidas (y con las que abre el film, con motivo de que Francia salga campeón del mundial de fútbol) existe otra ciudad, con diferentes grupos que luchan por el poder y que crecen al margen de las reglas de la sociedad.

La película se vuelve solemne en muchos momentos, subraya en otros y deja algunas cosas sin resolver con la excusa de que hay que pensar sobre el tema. Una bomba molotov que no se sabe a quién le explotará y quienes serán los más perjudicados. Pero de todas maneras tiene suspenso, dramatismo, intensidad y está bien retratado el mundo que la película describe.