Los miserables

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Stéphane Ruiz (Damien Bonnard) se integra a un grupo de la policía de París, la Brigada de Lucha contra la Delincuencia, que acciona en un suburbio periférico caracterizado por la diversidad étnica. La convivencia con sus colegas, Gwada y el soberbio Chris (muy bien Chris Manenti), le da la pauta de cómo la desidia, luego de años de función, lleva a los policías a actitudes cuestionables en sus tareas de vigilancia, que violentan cualquier marco de justicia.

A pesar de no tratarse de una versión de la obra de Víctor Hugo, mucho de su espíritu libertario está presente en un filme que presenta momentos y situaciones en una comunidad minoritaria, en clara situación de inferioridad frente a desbordes autoritarios.

El director, habitante durante años de la zona y agudo observador de las injusticias que se fueron manifestando en el vecindario, tomó nota de las mismas en un corto que fue varias veces premiado y se constituyó en algo así como el borrador de este largometraje.

BARRIO EN ARMAS

Montfermeil es el barrio donde se desarrolla el filme y fue también el lugar donde vivió en la miseria Cosette, protagonista de la novela "Los Miserables" de Víctor Hugo. Más de 150 años después, Montfermeil sigue siendo "tierra de nadie", como cristalizada en el tiempo, donde la mayoría inmigrante es víctima de hostilidad y condiciones de vida que les impiden progresar, mientras se enseñorean las mafias locales y los niños viven en un exilio estatal. Allí ocurrirá algo extraño, el robo de un cachorro de león por un chico musulmán, hecho que desatará una cadena de violencia y rivalidades interraciales, una fuerza desbordada incapaz de ser aplacada.

Como Stéphane Brizé ("La guerra silenciosa") y los hermanos Dardenne o Ken Loach y Costa Gavras, el director Ladj Ly forma parte de la línea combativa que elige el testimonio en carne viva para luchar por sus ideas. Su estilo es arrebatado, naturalista en ciertos momentos, nunca indiferente y como en milenarios relatos, donde la injusticia era vencida por espadas (como la del Cid o la Excalibur del rey Arturo), su arma será producto de la última tecnología y responderá al nombre de Dron.

Un dron denunciando la injusticia se convertirá en botín de guerra de un enfrentamiento que sacudirá los cimientos mismos de un barrio que deberá cambiar para empezar a vivir. La historia entonces tomará la ruta del cine verdad con cámara en mano, vuelo rasante y un final abierto.