Los locos Addams

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

Previsible, obvia y poco convincente en cuanto a estructura, este relanzamiento de la familia más peculiar de todas no logra para nada hacerle honor al material original. Un entretenimiento garantizado, pero olvidable, para los más chicos y apenas un pequeño abrazo nostálgico para quienes supieron apreciar los buenos momentos de los Addams.

Los Locos Addams lograron consolidarse en la cultura popular allá por los sesenta cuando su serie de TV vio la luz y se mantuvo al aire durante dos temporadas y 64 capítulos. Ahí fue la primera vez que el mundo conoció a Homero, Morticia, el Tío Lucas, Morticia y Pericles, sin olvidarnos claro del simpático Dedos, Largo el mayordomo o el Tío Cosa. El impacto que causó esta disfuncional y particular familia en la cultura pop fue inmediato y sus aventuras no tardaron mucho en recorrer el mundo y ganar adeptos y fanáticos a lo largo y ancho del mundo entero. Pero luego de su cancelación, a la familia Addams le costó regresar a los primeros planos pese a semejante clamor popular tanto así que apenas se los lograba ver en cuenta gotas en especiales de la serie de Scooby Doo o algún programa de Halloween especial. Recién en 1991 Los Locos Addams lograrían tener el primer largometraje en su historia y que si bien no logró la misma euforia por parte de los fans que su serie original, esa película sería la primera dentro de una trilogía de filmes que terminaría en 1998 con cambio de elenco mediante e incluso siendo una de las cintas a VHS, típicas de los años 90. Con poco más de 20 años en el freezer y teniendo en cuenta la época que vive la industria cinematográfica, Los Locos Addams (The Addams Family, 2019) tienen su oportunidad de ganarse a una nueva generación en su primer largometraje animado.

Dirigida por Conrad Vernon y Greg Tiernan, quienes fueron los directores de La Fiesta de las Salchichas (Sausage Party, 2016), y escrita por Matt Lieberman y Pamela Pettler es que llega a los cines de todo el mundo esta nueva versión de Los Locos Addams, en donde se cuenta como fue que Homero (Oscar Isaac) y Morticia (Charlize Theron) lograron conseguir la famosa mansión que los alberga y también cómo conocieron a algunos de sus clásicos amigos. Con una elipsis de 13 años mediante y ya con Merlina (Chloë Grace Moretz) y Pericles (Finn Wolfhard) en la cúspide de la adolescencia, momentos decisivos se vienen para ambos jóvenes ya que Pericles debe realizar una danza muy peculiar para ganarse la aprobación de su familia y Merlina empezará a cuestionarse qué hay más allá de los muros que la contienen y de las extravagantes costumbres de sus familiares. Pero como si eso fuese poco, los Addams deberán lidiar con Margoux (Allison Janney), una conductora de TV que se dedica a la decoración y remodelación de casas y que quiere hacerse de la mansión Addams para quitarla del barrio en el que ella está trabajando.

A pesar de tener una premisa noble y querer bajar un mensaje cada vez más necesario por los tiempos que corren, da la sensación de que esta película no intentó jugársela en ningún momento y decidieron optar por caminos ya transitados en las películas previas de los Locos Addams. El guion es simple y conciso, en donde la mayoría de los personajes atraviesan un camino para llevarlos de un estado a otro en cuanto a convicciones y posturas frente a la vida. Lastimosamente el transcurrir de esos cambios es tan obvio en su génesis como en su resolución, quizás por ahí este el mayor error que tiene la película que es ser totalmente previsible. Otro de los aspectos en donde la película no logra afianzarse o dar la talla es el humor, donde claramente el tono está apuntado a un público especifico combinando muchos chistes efectivos pero pasajeros y una dosis de bastante alta de humor físico que alguna sonrisa puede llegar a provocar, pero nunca una carcajada. La estructura de los personajes en cuanto a su diseño está bien pero poco tiene de innovador. El desarrollo de los personajes, en su mayoría, están muy mal aprovechados y de buenas a primeras cambian de parecer para que el guion tenga sentido, salvo el personaje de Merlina que es el único que cuenta con un desarrollo, un propósito y una resolución convincente y que encima es la encargada de transmitir el subtexto que el resto de la película no logra.

Los Locos Addams termina siendo un exponente más sobre cómo no revivir un producto tan memorable e instalado en la cultura pop. Si bien el desarrollo es entretenido y nunca cae en un punto donde no se entretenga al espectador, esa ilusión de satisfacción será pasajera y terminará siendo una película totalmente olvidable.