Los locos Addams

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Lo siento, para mí hay un solo Homero Addams y ése es John Astin. Y la única versión válida de Los Locos Addams es la serie de 1964 (y el telefilm reunión de 1977). Hasta podría ser amable con la serie – refrito de 1998, que copiaba de cerca los manerismos de la serie original. Pero en mi radar jamás podrá entrar los filmes de Barry Sonnenfeld, esos engendros sobreproducidos y plagados de histérica comedia slapstick que no tienen que ver en absoluto con la esencia de los personajes.

Porque Los Locos Addams no se trataban de chiflados hiperactivos gritando todo el tiempo, sino de una familia (muy normal!) excéntrica, carente de maldad y extremadamente unida por el amor que se tienen. Si, son tétricos, pero ése es el encanto. Y los mecanismos de la serie de 1964 se basaban en que la gente común que quería embaucar a estos chiflados (o simplemente hacerles algún tipo de servicio) terminaban corriendo y a los alaridos después de descubrir los horrores que ocultaba la mansión. Era un humor blanco, ingenuo, cálido.

Si la versión animada 2019 de Los Locos Addams es algo chata (y merecería solo tres atómicos), al menos le pongo uno extra por la fidelidad a la obra original. Este filme se siente realmente como una secuela de la serie de los 60, con estos locos enseñando disparates, demostrándose cariño constantemente y dotados de un fuerte sentimiento de familia.

Ciertamente la historia es un refrito de la mecánica de la serie de 1964, vale decir, los Addams vs la gente común. Acá hay una mina que es estrella del cable y que tiene un programa sobre remodelación de casas – tipo Queer Eye for the Straight Guy -, la cual se ha despachado con su propio proyecto zonal en gran escala. Lo que no sabe es que, al drenar el pantano, desaparecieron los vapores que ocultaban la cima de la colina cercana y que es donde figura la residencia Addams – un castillo que parece salido de una película de terror y que desentona con los colores chillones de la comuna -. Para solucionar las cosas Margaux Needler – la gurú del remodelamiento de casas – decide hacerle una cirugía fashion al castillo de los chiflados, la que termina siendo rechazada y provoca el conflicto de la trama.

Es obvio que los creativos del filme se inspiraron en varios lados, y el diseño de Asimilación (!) (el pueblo que construyó la gurú y cuyas casas pretende vender a precios altísimos) así como el contraste con el castillo Addams parecen salidos de El Joven Manos de Tijera (con toda esa onda colorinche y retro pop) (cosa curiosa, alguna vez Tim Burton fue mencionado como potencial candidato para hacer una remake animada de la serie luego de los filmes de Sonnenfeld). A su vez los tipos metieron montones de gags en segundo plano, los que funcionan como en Y Donde Está el Piloto? y que, muchas veces, son mas graciosos que los chistes que hacen los protagonistas (ya sea ver a Dedos sondeando Internet y descubrir que tiene un fetichismo por los pies; el bizarro diseño de las paredes de la mansión Addams; las alfombras de osos polares que atacan a los visitantes; las colitas con forma de horcas de Merlina; y un vasto etcétera). El diseño es feo, pero se basa en los originales de la tira de Charles Addams de 1938 – con Homero siendo un clon tétrico de Peter Lorre, las mujeres con cabezas en forma de globo y todos con ojitos muy chiquitos -. Merlina sigue siendo la ladrona de escenas, especialmente cuando conoce a una chica y empieza a desarrollar gustos “normales” (como usar prendedores y ropa rosa y con brillitos), y el otro es el tío Lucas, el cual tiene menos participación de la que debería.

Yo no diría que es hilarante ni mucho menos la comedia del año, pero me gustó el tono zumbón del humor del filme y el respeto por el estilo de la serie de 1964 que tanto adoré – el filme se despacha con un sentido homenaje al final, recreando la presentación de la tira y con Homero haciendo los mismos gestos de Astin -. Es cierto que podrían haber probado otras cosas – como en el teaser que trata sobre el noviazgo y casamiento de Morticia y Homero; encarar una precuela hubiera seguido un camino menos transitadoo -. Es un filme para veteranos como yo y para chicos muy chicos, sin mayor contenido que el humor ingenuo. Sip, los intentos de modernizarlo se ven forzados – como el gag que alude al payaso de It – pero no me pareció insultante. Y si ya agendaron una secuela, disponen de dos años para corregir errores y afinar la puntería… un segundo capitulo para el cual, seguro, me anoto.