Los intrusos

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Una sola locación, una casona casi señorial, en el medio del campo. Allí transcurren los 92 minutos de Los intrusos, un filme de suspenso y gotitas de terror, en el que Maisie Williams (Game of Thrones) arranca componiendo a “la novia de” para terminar cumpliendo un rol protagónico.

Maisie, que fue la rebelde Arya Stark en la serie de HBO, es Mary, la pareja de Nathan (Ian Kenny), quien con su amigo de la infancia en el pueblo, Terry (Andrew Ellis) están en su coche, allí, en el campo.

Es el atardecer, y en el auto hay otro individuo. Mary llega, y pronto advierte lo que el trío se propone: ingresar a la casa de los Huggins, un matrimonio de ancianos, ahora que se fueron, para robarles.

La madre de Terry cada tanto va a limpiar a la casa, por lo que parece que tienen una buena pista acerca de dónde está el dinero: en una caja fuerte.

Mary, en principio no parece demasiado molesta en lo que hará su novio, pero lo que quiere es que se apuren porque debe utilizar el auto para ir a trabajar.

Bueno, el resto, o lo que sucederá de ahí en más no es algo que el espectador no haya visto alguna vez.

Basada en la novela gráfica Une Nuit de pleine pune, de Hermann Huppen e Yves H., sí es algo -algo, ¿eh?- novedoso el enfoque de mostrar a dos clases sociales en pugna: los adultos, ricos; los jóvenes, pobres. Una gran Bretaña teñida de odio y resentimiento en el que la cultura del trabajo -porque los Huggins hicieron su pequeña fortuna rompiéndose el lomo, se supone- no es lo que más valoran los personajes más jóvenes.

Curioso es que el título original (The Owners, o sea, Los dueños) aquí se haya invertido y haya pasado a llamarse Los intrusos. Tendrá más gancho, no sé.

No sé.

Pero estos intrusos sí tienen mucho que ver con los de No respires, la película que el uruguayo Fede Alvarez dirigió en Hollywood (y que este año tendrá, cómo no, su secuela). ¿Se acuerdan que allí, los cazadores se convierten en presas cuando el dueño ciego los descubre?

Unos y otros, se ve, se metieron en la casa equivocada.

Comandados o mal guiados por un tipo detestable como Gaz (que el nombre del actor que interprete al ladrón sea Jake Curran es un guiño al castellano), los intrusos se alteran cuando, de pronto, llegan los dueños de casa.

¿Los toman de rehenes? Si los ladrones ven revelada su identidad, ¿las cosas pasan a mayores?

Y no es que Richard (que, dato que no debe pasar desapercibido, es médico) y Ellen Huggins sean un cúmulo de bondad. Ella no está bien de la cabeza, eso es algo que se percibe de entrada. Y él, bueno, ya sabrán cuando la vean en el cine.

Convengamos que los personajes desagradables pueden ser uno u otros, de acuerdo a la vara con la que el espectador los mida.

Porque aquí hay de todo.

Es cierto -y como de costumbre no vamos a spoilear- que la resolución está algo traída de los pelos. Como también que Los intrusos tiene buenos golpes de efecto, que Maisie y Sylvester McCoy (fue el Doctor Who en la serie homónima de 1987 a 1989) levantan desde sus actuaciones la puntería para que el filme, con todos sus sustos, llegue más o menos a buen puerto.